En un emotivo acto, que se realizó en el templo de San Antonio Claret en el norte de Neiva, familiares, amigos y compañeros despidieron la tarde de ayer martes a la joven María Isabella Cuéllar Ortiz. Sus seres queridos expresaron su dolor y solidaridad, lamentando la pérdida de su alegría. Su mejor amiga recordó su sonrisa y el trágico accidente que le arrebató la vida. La familia espera que se encuentre al culpable y que se haga justicia.
Hernán Galindo
En una emotiva ceremonia la tarde de ayer, familiares, amigos y compañeros de estudio se dieron cita para darle el último adiós a Isabella Cuéllar Ortiz, la joven de 17 años de edad que el viernes pasado perdió la vida en un accidente de tránsito por la imprudencia y falta de educación vial que existe en la ciudad. Ella se desplazaba en moto cuando fue arrollada por otra moto manejada por un hombre en contravía a la altura del barrio Cándido Leguizamo.
Isabella, que el próximo mes de agosto alcanzaría la mayoría de edad, será recordada por ser una persona servicial, muy solidaria y preocupada por sus seres queridos. Así lo manifestaron, sus familiares y algunas personas cercanas a su círculo de amigos y compañeros de estudio.
“Me quitaron la sonrisa”
Manuela Rodríguez, considerada la mejor amiga de Isabella, comenzó su relato contando la forma como se enteró del absurdo accidente. “Yo estaba en la casa de William Murcia, el compañero que conducía la moto y que está delicado tras el accidente”, contó y agregó que llamó a Isabella a preguntarle si quería ir un rato para que se reunieran y ofreció pagarle la carrera de taxi.
“Ella aceptó, pero pidió que William fuera a recogerla, él partió a recogerla y a los 15 minutos nos golpearon en la puerta del apartamento a avisarnos que William se había accidentado”, agregó.
Y continuó: “Pregunté si iba acompañado y es cuando me cuentan que era una joven blanca de cabello rubio. Me dije es Isabella, salí corriendo para el lugar del accidente que era relativamente cerca y cuando llegamos al lugar del accidente, ya los habían trasladado a urgencias de la clínica Medilaser frente a la Usco”.
Fue Manuela quien le avisó a los padres de Isabella del accidente. Una vez pidió el celular de su amiga y tras la espera de algunas horas con un pronóstico reservado, les dieron la triste noticia de que Isabella había fallecido.
En cuanto a la amistad, Manuela dijo que eran tan entrañables amigas que hasta faltaban a clases juntas. Lo que más le queda en el recuerdo es la risa. “Su risa era inconfundible, era explosiva, la escuchaba en el salón de clases. Ella estaba en once y yo en décimo y desde allá la escuchaba. Nos decían que parecíamos un par de novias. Pero fue una amistad muy bonita que compartí con ella”, añadió Manuela en medio de la tristeza.
Finalmente, recordó que el pasado viernes les habían tomado las fotos para el grado y tenía listo el discurso para ese día especial. “Me lo leyó y ahí me mencionaba, era una persona muy especial”, concluyó.
Una niña muy carismática
Con la voz entrecortada, Elkin René Ortiz, tío de Isabella, la describió como “una princesa hermosa de 17 añitos, una niña carismática, tierna, que se deba a querer de todo el mundo. Siempre estaba presta a servir a colaborar a hacerle un favor a quien lo necesitara”.
“Tenía muchos sueños, muchas ilusiones en la vida, siempre le gustaba compartir en familia”, recordó Elkin. Además, destacó que nunca se le vio envuelta en problemas. “Era muy inteligente, quería ser médica; este año terminaba el grado once en el Colegio Nueva Granada, la mayoría de sus estudios los cursó en La Presentación y los dos últimos los cursó en el Nueva Granada”.
Dentro de sus proyectos de vida tenía en mente ingresar a las Fuerzas Militares, por eso quería estudiar medicina en la Universidad Nueva Granada para seguir la carrera militar.
“Siempre la vamos a recordar, va a permanecer en nuestros corazones, con esa sonrisa que era su esencia”, indicó y recordó que el 25 de agosto cumpliría los 18 años de edad y estaban preparando la celebración.
Una hermana con la que compartía
Isabella deja un hermano menor que era su protegido, Samuel de 12 años, quien les ha preguntado a sus padres, Néstor Cuéllar y Mabel Ortiz: “¿quién le va a ayudar con sus tareas y sus trabajos?”.
Pero su primo, Tomás Ortiz Collazos, también la consideró como una hermana. Eran muy unidos, salían a comer, iban a cine o a los centros comerciales y siempre recordará su hermosa sonrisa, lo carismática y servicial que era, manifestó.
“Decía que iba a estudiar medicina, para más adelante ayudarnos a su hermanito y a todos a salir adelante en nuestras carreras”, recordó.
Su padrino
Mauricio Collazos, padrino de Isabella, coincidió en todo lo manifestado por sus familiares y agregó: “Son tantas las cosas que uno puede decir de una persona que se lleva en el corazón y que marcó una etapa especial en la vida de uno. Desde su nacimiento se caracterizó por ser una niña feliz, extrovertida, que siempre estuvo unida a sus primos, era muy de familia, siempre estaba presta a servir y se dio a querer por todas las personas que tuvieron la fortuna de conocerla y de tratarla. “Son muchas las manifestaciones de pesar que hemos recibido por la temprana partida de Isabelita, incluso desde el exterior”, concluyó.
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