No son nada fáciles las decisiones que debe tomar Colombia, como Estado en su conjunto, frente a las exorbitantes pretensiones, actitudes y provocaciones que ha estado lanzando en cascada el gobierno de Nicaragua en las recientes semanas, aprovechando algunos de los alcances del fallo emitido por la Corte Internacional de Justicia de La Haya en relación con los límites entre los dos países.
Pero lo que sí debe hacer Colombia, en el menor tiempo posible, es adoptar alguna postura concreta, seria, razonada y firme ante un régimen de Daniel Ortega quien, sin miramientos diplomáticos ni mucho menos cortesía ni protocolo, está haciendo todo lo posible por convertir este litigio en el único motivo nacionalista de los nicaragüenses. Lo peor que puede pasar es lo que está pasando: que Nicaragua actúa, se mueve, provoca e incluso anuncia armas y equipos militares sin que Colombia responda de alguna manera, evaluando y analizando medidas con unos tiempos en cámara lenta que nos pueden salir muy costosos a largo plazo.
Claramente Nicaragua se ha convertido para los colombianos en una pesadilla de nunca acabar. No solo hemos perdido, para dolor histórico, más de 75.000 kilómetros de mar tras el fallo de La Haya, sino que Ortega y sus áulicos han decidido poner todas sus cartas sobre la mesa y dejar en claro que quiere más mar, no solo de Colombia sino de otros países vecinos. Y lo que está pasando durante estos días nos demuestra que la mala noche para el país va a ser muy larga, sobre todo con la manifiesta inseguridad y demora de nuestro para definir una estrategia que permita responderle a la Corte Internacional de Justicia de La Haya con argumentos sólidos las grandes incoherencias y vacíos del fallo. Igualmente, diseñar mecanismos y medidas para frenar los sueños expansionistas que el gobierno de Daniel Ortega tiene en el Caribe. Porque no solo ganaron muchísimo con ese fallo sino que están pensando en mega proyectos como un canal interoceánico con los chinos, que a todas vistas parece más una ilusión que una realidad pero al fin y al cabo hace parte de sus delirios, y ahora confirman esta semana que renovarán su Armada con la posible adquisición de cuatro navíos, probablemente rusos. Ese anuncio se sumó a otros anteriores que ha hecho Ortega de comprarle aviones y armamento a Rusia. Y en medio de estos anuncios, aparecen las imágenes de un súper destructor ruso que navegaba por las aguas nicaragüenses, todo dentro de una estrategia que caldea aún más el dividido ambiente político en Colombia.
Y esa, la división interna, sí que es grave para la defensa internacional de Colombia. El ex presidente Uribe lanzando dardos a diestra y siniestra, la ex canciller Noemí Sanín peleando con la canciller Holguín, el Congreso pensando en leyes que desconozcan el fallo de La Haya y el Gobierno diseñando decretos que, jurídicamente, parecen bastante endebles frente a una sentencia de una corte internacional. No son nada buenos los tiempos en esta materia para Colombia. Y sin decisiones, peor.
destacado
“Claramente Nicaragua se ha convertido para los colombianos en una pesadilla de nunca acabar”.
EDITORIALITO
Aunque el paro cafetero se levantó en una decisión sensata de las partes, algunos sectores se empeñan en mantener la protesta. Estamos alertados. En el Huila por lo menos habrá normalidad. Y nos toca ser garantes de los acuerdos para evitar nuevas parálisis.