Llanto y dolor vivieron los familiares del bebé Johan Alejandro Pérez Gutiérrez, sepultado en la tarde de ayer en el cementerio central de Neiva. Llanto y dolor vivieron los familiares del bebé Johan Alejandro Pérez Gutiérrez, sepultado en la tarde de ayer en el cementerio central de Neiva. La conmovedora despedida comenzó desde la casa donde el infante vivía con sus padres Esaú Pérez y Cindy Catherine Gutiérrez, ubicada en la Calle 25E con Carrera 9W en el barrio Rodrigo Lara Bonilla, hasta el camposanto. El pequeño féretro blanco, donde reposaban los despojos del bebé, fue llevado en los brazos de sus tíos hasta el cementerio, escoltado por un grupo de niños del sector que con cintas blancas y azules adornaban la caravana fúnebre. Una oración rogándole a Dios porque lo tenga en su seno y desgarradoras escenas de llanto, fue sepultado en la fosa donde descansa en paz desde las cinco de la tarde de ayer. La muerte de Johan Alejandro ocurrió hacia el mediodía del miércoles anterior, cuando fue arrollado por la volqueta de placa JVB-122, cargada de arena, cuando pasaba por el frente de la casa. Foto: Óscar Roldán 
El dolor embarga a los padres de Johan Alejando Pérez Gutiérrez, muerto tras ser arrollado por una volqueta. Ayer fueron sus exequias.
