A pesar de que en el mundo ya se avanza con la vacunación de la población, un hito que representa un gran paso hacia la superación de la pandemia, hay algo de lo que poco se ha hablado: el long covid o Síndrome Post-COVID. Cerca de 2 de cada 5 personas pueden experimentar síntomas continuos de este virus, más allá de 12 semanas e incluso meses, lo que afecta profundamente su calidad de vida.
El virus de COVID-19 ha ocasionado, sin duda, una de las situaciones más desafiantes en la historia reciente de la humanidad. Aunque a la fecha no se ha logrado unificar a nivel mundial las definiciones y los criterios de esta condición, es una enfermedad que puede afectar a muchos sistemas del cuerpo y órganos diferentes, con síntomas y signos que pueden durar meses y, además, variar de persona a persona. Asimismo, tampoco existe consenso mundial respecto a los rangos de tiempo en los que un paciente se recupera del coronavirus; muchos se sienten mejor en unos pocos días o semanas, otros pueden tardar 12 o más semanas y un número creciente de individuos pueden manifestar síntomas persistentes más allá de 12 semanas, incluso por más de 6 meses.
Por lo anterior, en diciembre de 2020 en el Reino Unido, el Instituto Nacional de Salud y Excelencia en el Cuidado NICE (por sus siglas en inglés, National Institute for Health and Care Excellence) publicó una primera aproximación para diferenciar de manera temporal las diferentes fases del Covid-19:
- Covid-19 agudo: signos y síntomas que duran hasta por 4 semanas.
- Covid-19 sintomático continuo: signos y síntomas durante 4 a 12 semanas.
- Síndrome post-Covid-19: cuando los signos y síntomas que se desarrollan durante o después de una infección compatible con Covid-19 continúan durante más de 12 semanas y no se explican mediante un diagnóstico alternativo. Por lo general, se presenta con grupos de síntomas, a menudo superpuestos, que pueden fluctuar y cambiar con el tiempo y afectar cualquier sistema del cuerpo.
Al respecto, la doctora Nancy Yomayusa, líder del Centro de Excelencia Clínica de Keralty y miembro del Grupo de Investigación Traslacional de Keralty, afirma que “Las posibilidades de tener síntomas a largo plazo no parecen estar relacionadas con qué tan enfermo se está cuando se contrae el coronavirus, pues las personas con una enfermedad leve o con síntomas muy ligeros al inicio de la enfermedad también pueden manifestar problemas o molestias a largo plazo”.
Dentro de los síntomas más frecuentes que se han identificado del Síndrome Post-COVID, la experta afirma que se encuentran:
- Fatiga o extremo cansancio
- Dificultad para respirar
- Dolor u opresión en el pecho, palpitaciones del corazón
- Problemas con la memoria y la concentración
- Dificultad para dormir (insomnio)
- Mareo
- Hormigueo
- Dolor en las articulaciones y los músculos
- Dolor de cabeza
- Depresión y ansiedad
- Dolor o zumbido en los oídos (tinnitus)
- Diarrea, dolor de estómago, pérdida del apetito
- Tos, dolor de garganta, cambios en el sentido del olfato o el gusto
- Erupciones en la piel
La buena noticia, de acuerdo con Yomayusa, es que “muy buena parte de los síntomas prolongados de COVID-19 desaparecen luego de algunos meses”. Sin embargo, aclara la experta, todavía no existen datos suficientes para determinar cuál será el impacto de las secuelas y las afecciones de uno o varios órganos a largo plazo, pues dependerán de las condiciones individuales de cada persona, como la edad, el control de sus enfermedades previas y su estado funcional.
¿Y el síndrome post UCI?
Este síndrome es una consecuencia de las profundas tensiones físicas, mentales y emocionales que sufren las personas que padecen enfermedades críticas y requieren tratamientos en unidades de cuidados intensivos (UCI). Otro de los efectos que ha dejado la pandemia, dada la cantidad de personas que han sufrido complicaciones y han terminado en estas unidades, es que ahora, probablemente, el síndrome post UCI sea mucho más frecuente.
Los pacientes afectados pueden presentar debilidad neuromuscular por la inmovilidad, deterioro del pensamiento, la memoria o la cognición, síndrome de estrés postraumático, desacondicionamiento, entre otros. Este afecta a cerca de un tercio de los pacientes, que manifiestan que estos síntomas persisten por semanas o meses después de su salida de dichas unidades. “Esta situación hace necesario que las unidades de cuidado crítico tengan protocolos para la detección del riesgo y el manejo precoz, implementando estrategias de rehabilitación muy tempranas en aras de mitigar su impacto a largo plazo”, puntualiza la doctora Nancy Yomayusa.