¿Qué siente sabiendo que puede ser el ganador del Premio Hispanoamericano de Cuento Gabriel García Márquez?
Para mí el premio es estar entre los cinco finalistas, eso y poder venir a Colombia es una súper recompensa.
¿Por qué no cree que pueda ganar?
El nivel es muy alto y los demás participantes son muy, muy, buenos. Supongo que por el tipo de autor que soy, soy bastante pesimista.
A pesar de su pesimismo imagine que va a ganar. ¿En qué invertiría el dinero del premio?
En comprar tiempo libre. Soy un trabajador y para poder escribir una novela y competir en otro concurso necesito mucho tiempo. Ganarme ese dinero me permitiría dejar por un bueno momento mi trabajo como traductor para dedicarme a escribir.
¿Cómo toma el hecho de ser el único finalista colombiano?
Muy contento. Creo que es una especie de premio a la terquedad porque logré publicar este libro de cuentos luego de haber publicado tres novelas. Haber insistido en ese género, en el que me inicié, pese a que las editoras piden son novelas, me hace sentir muy bien con mi trabajo.
¿Tiene algún favoritismo por alguno de los otros cuatro finalistas?
Todos son muy buenos y los he leído. No podría decirle ahora mismo quién se merece ganar el premio.
¿Ha tenido vecinos como los del libro?
Soy un autor de ficción, de vez en cuando puedo aprovechar anécdotas de la vida cotidiana. Los vecinos es un cuento muy jocoso pero es una metáfora de lo que es vivir en Colombia. “Razones para desconfiar de sus vecinos” se desarrolla en un edificio de cuatro pisos y cada habitante de cada piso desconfía del otro, algo que ocurre mucho en las grandes ciudades del país en donde todos nos parecen potenciales adversarios.
¿Cuál considera que es la literatura ‘barata’?
La que no tiene ningún efecto sobre el lector. Hay tópicos de la literatura que son ‘baratos’ como la sección de autoayuda, pero de repente en ese tipo de literatura hay contenidos que le agradan a la gente y se vuelven éxito.
¿No debería considerarse como literatura este tipo de contenido?
Hay gente que sí lo considera y es respetable. Paulo Coelho es un referente en este tópico y si las personas se consideran buenas lectoras, despreciar sus textos está bien visto. Pero criticar a alguien porque escribe cosas comunes es una tarea muy fácil; sin embargo, ante este tipo de fenómenos en el que los autores en teoría son muy malos pero venden cantidades, hay que fijarse en qué radica el éxito y analizar antes de despacharse en contra.
¿Abundan los libros de esta temática?
Claro. Si Paulo Coelho tiene éxito escribiendo ciertas cosas, que a propósito a mí no me gustan, habrá muchos imitadores que quieren pegarse de ese auge y tratar de pegar sus libros.
¿Cómo ve la literatura en la provincia?
Hay un problema y es que aunque existe buena literatura y el movimiento literario es sólido, no existe la promoción necesaria para que se conozca fuera del entorno. Además porque las grandes editoras están centralizadas en Bogotá.
Está radicado en España ¿Qué hizo que se estableciera lejos del país?
Me fui porque no quería estar en Colombia. Estaba muy agotado de las grandes ciudades del país y de la inseguridad urbana. Irme a Barcelona fue una buena excusa porque iba a estudiar un postgrado e iba a tener tiempo para dedicarme a escribir. Tuve la suerte de que ese primer no me dediqué tanto al postgrado sino a terminar una novela de ciencia ficción, me gané un premio y eso me permitió quedarme.
¿De pronto le resultaría más fácil ser escritor en España que en Colombia?
Probablemente pero no sería mi caso porque soy un escritor sobre temas muy colombianos y me resultaría más fácil hacer carrera acá. En España no he hecho carrera como escritor, no pertenezco al mundillo literario ni me codeo con escritores españoles. No fue eso lo que fui a buscar a Barcelona.
Lleva 18 años radicado en Barcelona, ¿cómo hace para alimentarse de ideas para escribir sus libros, teniendo en cuenta que reflejan la cultura colombiana?
Un fenómeno para todos los inmigrantes es que uno vive mentalmente en el país de donde nació. Uno está allá pero vive en permanente conexión con Colombia: hablo con los amigos, leo la prensa, vivo muy enterado de lo que pasa. Tanto así que la novela más larga que he escrito, “Donde mueren los payasos”, es una novela súper colombiana, muy actual en términos de política para la época en que se publicó (2013).
¿Por qué cree que el movimiento literario es tan exclusivo?
No sé hasta qué punto esto sea un mito. Sé que en cada región los escritores se unen y crean círculos pues porque les gusta estar con gente afín, pero no sé si sean tan cerrados como se piensa. Lo que sí sé es que publicar un libro es muy complicado, sobre todo para los escritores de provincia.
Hay personas que se ufanan de ser lectores consagrados y se consideran a ellos mismos intelectuales. ¿Cree que por el hecho de ser escritor está por encima del ciudadano promedio?
Yo creo que es mejor leer que no leer. Pero igual he conocido grandes lectores que desde mi punto de vista son unos absolutos idiotas, así que leer no es una garantía de nada. Sin embargo hay que leer, y no solamente literatura; leer es una ventana a otras formas de pensar el mundo, a obtener mayor información en cualquier tema.
El libro “Razones para desconfiar de sus vecinos” le valió ser nominado como finalista.
