La Nación
Juan David Huertas Ramos
COLUMNISTAS OPINIÓN

¡Contra las cuerdas!

El error Petro-Márquez tiene contra las cuerdas a sus electores. Pues, es un proyecto político nocivo, sus resultados son desastrosos y con el mismo desparpajo con que luce su incapacidad técnica, derrocha escándalos semanalmente. Entonces, a propósito de la gresca existente en Colombia, debe apelarse a la coherencia, cuando menos, de los petristas. Obviamente no me refiero a los “jóvenes revolucionarios” del ELN, o del Clan del Golfo, como los llamaría Petro. Me refiero a las personas que, de buena fe y por ignorancia, cayeron en la mentira.

En épocas de campaña, el petrismo hacía gala de un conjunto de condiciones como humanismo, pensamiento crítico, intelectualidad, decencia y superioridad moral. Sin embargo, después de un poco más de dos años, casi todo ha sido develado. Actualmente, el país observa con atención a los electores del error histórico, toda vez que la realidad de los hechos les debería cuestionar.

Veamos algunos de estos:

Primero. ¿Qué pueden decir aquellos que aseguraban que Petro defendía los derechos de los más vulnerables, cuando respaldó irrestrictamente la humillación que Laura Sarabia profirió a la señora Marelbys Meza?

Segundo. ¿Qué pensarán las mujeres, incluidas las feministas, que creyeron en un proyecto político que aseguró que “el cambio se haría con las mujeres”, cuando Petro descalificó a las periodistas colombianas, llamándolas “muñecas de la mafia”? Esto, por no mencionar a Morris ni a Benedetti.

Tercero. El petrismo ha usado las bases sindicales a su antojo, apropiándose de “las banderas de los derechos de los trabajadores”. Sin embargo, la ministra-sindicalista (Ramírez) pisotea a su antojo los derechos de los funcionarios del Ministerio del Trabajo.

Cuarto. ¿Qué opinarán quienes admiraban la “sobrada inteligencia” de Petro al escuchar sus discursos?

Quinto. El (des)gobierno Petro-Márquez se rehúsa a negociar con los camioneros el alza del ACPM, pero complacientemente busca alternativas para financiar la opereta de la paz con el ELN.

Sexto. Gracias a que los medios de comunicación revelaron el entramado de corrupción en la UNGRD, el país y la Fiscalía pudieron conocer las andanzas de Olmedo López (Un “decente”).

Séptimo. A propósito de “los y las nadie”, Francia Márquez (vicepresidente y ministra de la Igualdad) se regocijaba hace unos días con los Duques de Sussex, mientras la comunidad del Chocó, presa del paro armado del ELN, perdía mucho más que el acceso a Netflix.

Octavo. El país conoció, por obra de los medios de comunicación (esos que no le gustan a Petro), que sus tácticas para llegar a la presidencia habían sido presuntamente turbias. He aquí algunos indicios: i). Nicolás Petro aceptó cargos por enriquecimiento ilícito y lavado de activos ante la Fiscalía (con Barbosa), después se desdijo (con Camargo); ii). Benedetti en un audio advertía a Sarabia que si hablaba se iban “todos presos” (a propósito del financiador de los 15mil millones); iii). El ‘Pacto de la Picota’ (confesado por Juan Fernando Petro en Los Informantes); y, iv). La revelación que hizo alias Mordisco, vía la red social X, de su apoyo electoral a Petro.

Noveno. El error Petro-Márquez se autoproclamó el ‘gobierno de la vida’, sin embargo, los asesinatos de líderes sociales, los secuestros, y las masacres, han aumentado.

Décimo. “Un conservador negro”, fue la racista frase de Petro para descalificar al magistrado Chaverra (Corte Suprema de Justicia).

En conclusión, el elector petrista que fue timado está contra las cuerdas porque la realidad de los hechos cuestiona su coherencia, que no es otra cosa que una expresión ética de la veracidad de sus acciones, pensamientos y palabras.