Convengamos que la cortesía militar hace parte del largo listado de valores militares que todo soldado de tierra, mar y aire debe conocer y practicar.
Precisemos un poco. Por valores militares se entiende “el conjunto de creencias construidas en forma colectiva que sustentan la organización y actividades que adelantan las Fuerzas Militares” y por cortesía militar “las reglas protocolarias de comportamiento militar, demostrado en la atención, respeto o afecto hacia superiores, compañeros y subalternos”.
Quienes hemos vestido el uniforme militar y portado las armas de la República sabemos que desde el primer día abordo en cualquier instalación militar, y en cualquier nivel del escalafón, una de las primeras cosas que se aprenden, mientras se está en orden cerrado, es la cortesía militar.
En los viejos manuales militares se puede leer que el saludo militar tiene dos objetos, el reconocimiento entre los miembros de la organización militar y la indicación de respeto por la autoridad. En efecto, el saludo en cualquiera de sus modalidades no es un serial de servilismo; es apenas una indicación de que aquellos que lo rinden conocen la disciplina y la cortesía militar.
Esta larga introducción recobra sentido en tanto que nuestras Fuerzas Militares han sido recientemente víctimas de la falta de cortesía, ramplonería y altanería que caracterizan al hombre del M-19, Gustavo Petro.
Los dos mejores ejemplos que ilustran cómo Petro viene desconociendo la cortesía militar, seguramente pensando que aún está en las filas de la guerrilla, tuvieron lugar durante la ceremonia de ascenso de la nueva cúpula militar, semanas atrás, y durante el desfile militar del pasado 20 de julio.
Cuando el general, Hugo López, asumió las funciones como Jefe del Estado Mayor Conjunto de las FF.MM´s Petro se quedó sentado asumiendo una actitud de reyezuelo barato. Así lo entendieron muchos por cuanto el país ya conoce de sobra el arribismo de un personaje tan oscuro como incompetente para las tareas de la Administración Pública. En mi caso personal, le doy otra lectura.
La actitud grosera e insolente del hombre del M-19 es un mensaje muy claro a las FF.MM´s y es recordarles que la guerrilla, que bien representa Petro, ganó la guerra en Colombia gracias a la “operación mascarada de la paz” diseñada por Juan Manuel Santos Calderón y sus alfiles en asocio con parte muy significativa de la guerrilla colombiana.
Por si fuera poco, el pasado 20 julio con su habitual impuntualidad llegó dos horas tarde al desfile militar, vistiendo como si estuviera en Panamá en una de sus múltiples faenas personales, dando muestras de su tosco e impropio proceder. En claro desprecio e irrespeto por el protocolo y la cortesía militar, el hombre del M-19 cada vez que puede le recuerda a las FF.MM´s y al país en general que la guerrilla es la vencedora y que él, como buen guerrillero, no como estadista, se lo hará saber de diferentes maneras.
En definitiva, el vulgar espectáculo que solo un sujeto como Petro puede ofrecer evidencia, por un lado, que en su arribismo desenfrenado solo termina por comportarse igual, o peor, a como lo haría “Tirofijo”, “Mono Jojoy”, “Timochenko”, “Muerte Negra” o “Márquez”. Es más, ni alias “Raúl Reyes” se atrevía a tanto, pues, había que verlo cada vez que salía del país con la “elegancia” que vestía el terrorista en mención. De otro lado, y lo más importante, es que Petro pisotea la cortesía militar para demostrarles el desprecio a los militares y enrostrarles que, a nombre de la paz y, con ayuda de Juan Manuel Santos Calderón, la guerrilla ganó la guerra y hoy (dizque) gobierna.