Pese a que el covid-19 irrumpió hace seis meses en la cotidianidad de todos, el estigma social continúa afectando a las personas que han adquirido la enfermedad. Salir a la calle ya no es igual para quienes han vencido el virus, en la mayoría de las ocasiones se enfrentan al rechazo.
El coronavirus ha orillado al mundo entero a la incertidumbre total. En Colombia, 671.848 personas han sido diagnosticadas con la enfermedad y en Huila la cifra se eleva a 6.507 contagiados confirmados.
Mientras esto sucede, muchas personas que se han contagiado sufren no solamente los síntomas físicos que conllevan la enfermedad, sino también, las repercusiones psicológicas y sociales; lo más fuerte, el estigma social.
Y es que, pese a que el virus irrumpió en la cotidianidad de los colombianos y huilenses hace seis meses, el rechazo social continúa afectando a las personas que han adquirido la enfermedad.
Esta pandemia que llegó para quedarse, según expertos, ha transportado consigo el miedo, incluso, hacia quienes padecen la enfermedad y posteriormente se recuperan.
Ataques en redes sociales
Una huilense de 74 años de edad que importó el virus de Italia y su hermana de 68 años, no solo fueron las primeras pacientes diagnosticadas con la enfermedad en Huila el pasado 12 de marzo, sino también el primer ‘blanco’ de rechazo y agresiones de desconocidos por medio de redes sociales.
Meses después de haber superado la enfermedad, la menor de las mujeres le agradece a Dios por el exitoso proceso de recuperación de ambas, y menciona que entre lo más difícil con lo que tuvieron que lidiar en ese ciclo, estuvo la reacción inadecuada de las personas.
“Inicialmente los vecinos pensaban que si abríamos la ventana ya se les iba a pasar el virus… pero más allá del desconocimiento de algunas personas frente a la enfermedad, también hubo muchas especulaciones y ataques contra nosotras en redes sociales, incluso decían que nos habían visto en varios lugares”, recuerda la mujer.
Pero el caso de las pioneras con covid-19 en el Huila no es aislado, seis meses después de haber llegado la pandemia, el rechazo sigue.
“Sentí el rechazo de todos”
Daniel Durán* de 36 años de edad, es un paciente recuperado de la enfermedad en la ciudad de Neiva, que ha ‘padecido’ estigmatización y vivido en ‘carne propia’ el rechazo de las personas hacia quienes padecen la patología y posteriormente se recuperan.
Dice que al mundo se le presentó un virus que trajo consigo el miedo latente y, al mismo tiempo, “creó un imaginario de que esta enfermedad estará siempre presente en el cuerpo del infectado”.
“Yo fui asintomático, entonces no presenté mayores complicaciones, lo que sí sentí más bien fue cansancio”, evoca.
Después de 20 días de aislamiento total y con el resultado negativo, de la prueba de seguimiento, el neivano decidió salir a las calles de la ciudad y se encontró con el rechazo de las personas. “Los vecinos, compañeros del trabajo y hasta amigos se alejaban, sentí el rechazo de todos… son ignorantes del proceso, porque a pesar de que sabían que me había llegado el resultado negativo, me tenían miedo, la gente piensa que uno va a tener ese virus toda la vida”, dice.
“Ella no murió por covid-19”
Pero el estigma social no solo recae sobre los infectados de coronavirus, muchas veces afecta a sus familias. Este es el caso de un abogado neivano y su hija, quienes se enfrentaron al rechazo de sus conocidos cuando se comentó que la esposa y madre de esta familia había fallecido de covid-19.
“Se generó una serie de sentimientos y comportamientos negativos en el ambiente laboral, educativo y social, no solamente hacia mí, también hacia mi hija”, expresó el profesional neivano, quien aclara que su esposa ya había superado el virus cuando murió.
Detalló, además, que ha sentido la prevención de las personas cercanas a su entorno laboral “y de quienes están presentes en los lugares que debo concurrir debido a mi actividad profesional y personal; por supuestamente también estar contagiado. Más doloroso es el rechazo que ha sufrido mi hija en su entorno de amistad por pensar que ella está contagiada de covid-19”.
Preocupación por recaer
Ante este panorama de estigma también ha estado Andrés Hernández* de 48 años edad, residente en el barrio Timanco y quien ya superó la enfermedad. Aunque el rechazo no ha sido contundente, menciona que sí ha vivido momentos incómodos, “los vecinos lo miran a uno como raro”, comenta.
Sin embargo, ese no es su principal temor. “Mi principal preocupación es recaer, porque hubo días difíciles, encerrado uno siente mucha ansiedad de retomar rápido la vida; gracias a Dios mi esposa e hija, aunque resultaron contagiadas, fueron asintomáticas, eso me motivó”, cuenta.
El hombre agrega que pese haber superado la enfermedad, aún quedan secuelas. “A veces uno siente sueño, leve dolor de cabeza, pero es cuestión de 20 minutos y después pasa”. Añade igualmente, que sigue acatando todas las medidas de bioseguridad, “muchas personas creen que como a uno ya le dio (el virus) entonces es inmune, y no es así, yo sigo con las mismas normas de cuidado para entrar a cualquier sitio, justo como lo hacía antes de infectarme, porque yo era muy cuidadoso y no sé cómo me contagié”, concluye.
¿Por qué la estigmatización?
Para el psicólogo y epidemiólogo surcolombiano, Fabio Salazar Piñeros, el fenómeno de la estigmatización se explica por falta de capacidad de empatía. “Las personas que estigmatizan a otras no empatizan pues no son capaces de ponerse en el lugar del otro y entender su situación. De otro lado, se tiende a estigmatizar por el miedo que se desencadena cuando se siente vulnerable ante un peligro. En este caso, siento que el otro (el contagiado) representa una amenaza contra mi integridad o mi vida y, por lo tanto, debo justificar de alguna manera el alejarme de esa persona”, explica.
El docente de la Universidad Surcolombiana expone, además, que las personas que estigmatizan a un contagiado “suelen asumir que esta persona tuvo la culpa de su propio contagio. Le atribuyen causas y acciones que no son necesariamente ciertas. Por ejemplo, eso fue porque no se cuidó, o él se lo buscó; la enfermedad pasa a un segundo plano y se resalta más la responsabilidad que presuntamente tuvo (el contagiado)”.
Para el psiquiatra y psicoterapeuta neivano, William Andrés Sánchez Medina, el rechazo seguirá mientras exista el virus. “El rechazo se da por el temor al contagio y, además, porque en muchos casos se canalizan otras emociones como la rabia y la impotencia; es decir, una persona contagiada encarna el virus a ojos del otro, entonces la enfermedad representa otras cosas, no solo el riesgo para la salud; sino el cierre de espacios, la crisis económica, la alteración de las rutinas, por eso; ante todo esto, las personas prefieren ocultar que están contagiadas”.
Esta estigmatización y rechazo, incluso han causado, que muchas personas se nieguen a dejarse tomar la muestra para el diagnóstico de covid-19.
Andrea Tatiana García, epidemióloga de la Secretaría de Salud de Neiva, asegura que más de 100 neivanos se han negado a la toma de la muestra para el diagnóstico de covid-19 por diferentes razones, principalmente, porque no desean que el equipo de seguimiento vaya hasta sus viviendas, tal vez por miedo a la estigmatización.
Ante este panorama, la especialista en salud pública, Katherine Perdomo Useche, hace un llamado a las personas, a no estigmatizar a quienes se contagian. “No podemos perpetuar el rechazo hacia quien padece o padeció covid-19. Ellos merecen salir sin temores y retomar sus vidas en medio de esta extraña nueva normalidad en la que nos encontramos. Además, son quienes nos han enseñado hasta ahora sobre cómo se comporta la enfermedad”.