Enhorabuena se han planteado alternativas en el Huila para encontrar mecanismos que permitan la generación de empleo productivo, en una región que aún sigue a la zaga de los positivos indicadores nacionales que ya sitúan las cifras de desempleo por debajo de dos dígitos, obviamente con las consideraciones del alto volumen de subempleo e informalidad que persiste. Enhorabuena se han planteado alternativas en el Huila para encontrar mecanismos que permitan la generación de empleo productivo, en una región que aún sigue a la zaga de los positivos indicadores nacionales que ya sitúan las cifras de desempleo por debajo de dos dígitos, obviamente con las consideraciones del alto volumen de subempleo e informalidad que persiste. Lo que han presentado acá el Ministerio de Trabajo, junto con la Fundación Panamericana para el Desarrollo (Fupad) y la Gobernación, encaminado a la socialización sobre el Programa de Asistencia Técnica para el Fortalecimiento de las políticas de empleo, emprendimiento y generación de ingresos, con diferentes actores estratégicos, es una buena iniciativa que, en todo caso, sólo tendrá real alcance cuando se trabaje sobre objetivos claros con cifras concretas. Es innegable que el departamento cuenta con reales oportunidades de inversión, negocios y empresarismo en diversos ámbitos y sectores y que lo que falta en realidad es un plan a fondo, de largo plazo, para aprovechar tanto potencial: turístico, agropecuario, agroindustrial, minero y de servicios en general, y con ello alcanzar las metas requeridas en ofrecimiento de empleo para la mayor parte de la población. Si se mira, por ejemplo, la cobertura de régimen subsidiado de salud, se encontrará un enorme volumen de población carnetizada en el Sisben, lo cual nos da un panorama general – por lo menos en teoría – de personas en situación de desempleo. Sin embargo, la realidad indica que lo que existe es un abusivo aprovechamiento de un sistema endeble, sin seria supervisión y con enormes grietas por donde se cuelan el clientelismo, la politiquería y el desviado asistencialismo estatal para beneficiar a quien no lo necesita ni merece. De ahí, entonces, que una política pública de empleo debe encaminarse en la dirección concreta no sólo de encontrar nuevos empleos sino también, aparejado, de formalizar miles que ya existen pero evaden, en complicidad del patrono y el trabajador, las herramientas legales de seguridad social y de cumplimiento de obligaciones en materia de pensiones y riesgos profesionales. Muy loable, como hemos dicho, que se planteen estos planes, pero también vale señalar que, normalmente y como lo indica la praxis económica, los empleos no surgen ni por generación espontánea ni por voluntad gubernamental sino por la existencia de un contexto social, económico y político que permite el desarrollo de empresas y negocios. Y en el caso particular de nuestra región, si bien estamos en una época de buen crecimiento, de indicadores positivos en inversión y de expectativas grandes en varios mega proyectos, seguimos adoleciendo de un buen ambiente y de un clima de negocios adecuado que proviene, sobre todo, de una imagen de confianza y seguridad ante el país y los posibles interesados internacionales. Allí está el quid del asunto: que desde afuera crean en el Huila, en su potencial, en la capacidad laboral productiva de su gente y en las inumerables ventajas comparativas para consolidarse como un atractivo centro de inversiones. “Que desde afuera crean en el Huila, en su potencial, en la capacidad laboral productiva de su gente y en las inumerables ventajas comparativas para consolidarse como un atractivo centro de inversiones”. EDITORIALITO ¿Qué pasaría con el plan de semaforización? Al parecer los anuncios de la Secretaría de Movilidad se quedaron en el papel. Numerosos semáforos en sitios críticos están fuera de servicio, generando no solo congestión, sino, condiciones para incrementar la accidentalidad.