Melanie Cuchimba de 13 años de edad y Leidy Lemeche de 12, completan 33 días reclutadas por disidencias de las Farc en La Plata, Huila. Mientras una de las familias eleva un llamado al Gobernador del Huila y al Presidente de Colombia, la otra se dedica a recorrer los municipios aledaños en busca de pistas. Según el Secretario de Gobierno del Departamento, los 14 casos de reclutamiento de menores de edad generan preocupación. Alerta que, en algunos casos, familiares o allegados vinculados a los grupos subversivos convencen a los jóvenes para engrosar las filas.
Johan Eduardo Rojas López
Johan.rojas@lanacion.com.co
Mientras en el país se habla de la ‘Paz Total’ y en el Huila de percepción de inseguridad, los familiares de dos menores de edad que fueron presuntamente reclutadas por grupos armados de manera ilegal, en el occidente del departamento, advierten que esa práctica se estaría volviendo más frecuente de lo que se imagina.
Hoy, precisamente, se completan 33 días de la búsqueda de Leidy Lemeche, de 12 años de edad, y Melanie Cuchimba, de 13, quienes fueron vistas por última vez saliendo de las instalaciones del Instituto Técnico Agrícola de La Plata, en donde cursaban sexto grado. Desde ese instante las familias no han parado de clamar su devolución y el apoyo de los entes gubernamentales, especialmente del gobernador del Huila, Rodrigo Villalba Mosquera, y el presidente de Colombia, Gustavo Petro Urrego.
Una verdadera pesadilla
“Bueno, mi amor, juiciosa”, fueron las últimas palabras que Miguel Cuchimba intercambió con su única hija de 13 años de edad, Melanie Scarlet Cuchimba, las cuales estuvieron acompañadas de un abrazo, tras llevarla al plantel educativo sobre las 6:20 de la mañana ese inolvidable viernes 6 de septiembre.
Después de esa corta conversación, le dio la bendición y la observó ingresando al colegio, sin imaginarse todo lo que vendría después y “que tal vez, hasta el momento, fuera la última vez que yo miré a mi hija”.
La llamada
La alerta se dio tras una llamada que recibió Claudia María Londoño, madre de la menor, en donde el rector de la institución educativa le informaba que Melanie Cuchimba no había ingresado a clases durante toda la mañana. Al llegar a buscar pistas de lo sucedido, los mismos compañeros de clase aseguraron que la vieron por última vez junto a Leidy Lemeche, sobre las 7 de la mañana, camino a unas canchas.
“La mamá de la niña, con la esperanza de que de pronto estuvieran por ahí, fue a buscarlas, pero lo único que encontró fue el bolso de la niña y los dos busitos del uniforme”, contó Miguel, mientras aclaró que su hija nunca realizó algún comentario frente a la intención de engrosar las filas de los grupos subversivos; incluso, en alguna oportunidad, cuando se puso sobre la mesa la posibilidad de pertenecer a las Fuerzas Armadas, ella manifestó su rechazo por las armas y el régimen de orden que allí se imparte.
Debido a lo anterior, desconocen por completo qué pudo haber pasado y han tenido que lidiar con una incógnita que a veces los desconcentra de su verdadero objetivo que es dar con su paradero.
“Ningún grupo nos ha llamado a decir: ‘nosotros tenemos la niña’ o dar algún indicio, solo unas amigas nos habían dicho que la vieron conectada en una cuenta de Facebook, pero las autoridades nos hicieron entender que cualquier persona puede estar detrás de esa cuenta”, ahondó.
Mientras todo avanza, la situación que pensaron que duraría poco, se alarga, al igual que el desespero y las ideas que se plantearon para encontrarla. Desde ese momento, no han tenido ‘cabeza’ para cuestiones laborales, por lo que se han resguardado donde algunos parientes que los ayudan económica y anímicamente.
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“A los niños les están cortando las ‘alas’”
Explicó que, aunque sí han recibido apoyo de la Personería, Cruz Roja Internacional y la ONU, ha faltado mayor apoyo por parte directamente del gobernador del Huila, Rodrigo Villalba Mosquera, y el presidente de la República, Gustavo Petro, para que esto no vuelva a pasar con ningún niño.
“Sinceramente, nos sentimos nosotros como plateños abandonados por el Presidente porque hasta el momento nunca hemos tenido un apoyo por parte del Gobierno; por lo menos es una voz de aliento porque es que ya son muchos casos, después de que pasó lo de mi hija. Ya no hay tranquilidad en el pueblo, a los niños se les cortaron las ‘alas’ por la incertidumbre que hay. También le hago el mismo llamado al Gobernador y al Alcalde porque hasta el momento nadie se ha pronunciado”.
Dijo, además, sentir que la institucionalidad le da más importancia a un secuestro que a un caso de reclutamiento, a pesar de que el dolor es el mismo.
La delincuencia común se aprovechó del dolor
Miguel, a pesar de la valentía con la que ha afrontado este momento, entre lágrimas lamentó las estafas en las que sus familiares han caído, las cuales siente como una burla a su dolor. Los hechos se presentaron el pasado miércoles cuando se encontraban en Neiva.
“Estando allí nos llamó un señor haciéndose pasar por miembro de la Segunda Marquetalia, diciendo que tenía la niña muy enferma e incluso que habían tenido que prestarle primeros auxilios, entonces, que la iban a entregar porque no había aguantado el adoctrinamiento. Obviamente, nosotros nos asustamos y le dijimos que inmediatamente arrancábamos para Paicol porque el señor decía que la entregarían allí”, explicó el progenitor de la menor reclutada.
Al llegar al sitio, se comunicaron nuevamente con la persona que los había llamado, quien les indicó que llegaría una camioneta roja, y el presidente de una Junta de Acción Comunal le entregaría a su hija, pero luego de firmar unas actas para no “embalarlos”.
Las llamadas de estafa no paran
“Él nos dio unas indicaciones a las afueras de Paicol y dijo que no le colgáramos porque la comunicación era muy mala y sería difícil volver a conectarse. El hecho fue que nos entretuvieron diciendo que la camioneta ya iba a llegar. Y en ese lapso de tiempo empezaron a llamar a mi familia y la familia de la mamá de la niña, diciendo que nos tenían secuestrados junto con mi hija y que tenían que pagar tanta plata o si no, pues no nos dejaban ir. Lamentablemente, mi hermana tenía la platica del mercado del mes; ella, nerviosa, fue y consignó lo que tenía, pero el señor le dijo que tenía que conseguir todo lo exigido y ella fue a pedir prestado. También cayeron otros familiares”, detalló.
La suma de dinero exigida fue de 3 millones de pesos, pero entre todos consignaron aproximadamente la mitad. De todo eso se dieron cuenta cuando la llamada sorpresivamente se cortó y no volvieron a responder. Al día siguiente se puso la respectiva denuncia y desde ese momento han recibido muchas llamadas pidiendo dinero a cambio de devolverle a la menor. “La verdad sentimos un dolor inmenso porque teníamos la esperanza de que volveríamos a ver a nuestra hija y que la íbamos a tener de nuevo en la casa, pero no fue así”, concluyó.
Una búsqueda individual
Diana Cruz, madre de Leidy Lemeche Cruz, de 12 años de edad, por su parte, expresó la preocupación que se ha visto reflejada en la búsqueda incansable, -realizada de manera individual-, la cual hasta el momento no ha arrojado ningún indicio de lo sucedido. “Hasta ahora nadie nos ha ayudado y siempre hemos estado solos. Por eso estoy trabajando más bien sola con amigos que me acompañan”, indicó.
Recordó que la última vez que vio a su hija fue ese viernes cuando se dispuso a dejarla en el colegio a las 6 de la mañana. Posteriormente, sobre las 11 recibió una llamada de una profesora, quien le indicaba que la menor no había asistido a clases durante toda la semana; sin embargo, hasta ese momento no se le había avisado. A pesar de la angustia, esperaron hasta la una de la tarde, hora en la que ella siempre llamaba para que la recogieran, pero infortunadamente desde ese día, el teléfono no volvió a sonar.
“El papá de ella fue muy malo con nosotras, nos hizo mucho daño, entonces yo le aconsejaba que era mejor vivir sola, estudiar y conseguir uno mismo las cosas. La verdad nosotros no hemos recibido ayuda. Nadie nos ha tenido en cuenta para nada”, mencionó Diana, quien le mandó un sentido mensaje a su hija: “Donde ella quiera que esté, que me escuche y se devuelva para la casa. Yo sé que está aburrida y se quiere venir, pero no puede. A quienes la tienen les pido que me la suelten y la dejen quieta porque ella es una niña que ha sufrido mucho, al igual que yo porque siempre me tocó sola”.
Según la progenitora, estas dificultades ya habían sido superadas y en la actualidad vivían felices, por eso, está aferrada a acabar nuevamente la odisea y poder disfrutar sus días junto a Leidy.
Por ahora su vida se ha convertido en la de un transeúnte que diariamente visita algún pueblo aledaño a La Plata, en busca de su hija. Incluso ha llegado a recorrer las montañas del Cauca.
“Yo me voy para los pueblos, para el campo y pego papeles y pregunto. Yo fui al Cauca y nadie me da razón. No me da miedo porque no estoy haciéndole daño a nadie, solo voy a preguntar. Entonces, yo no hago ningún llamado porque yo sé que el Gobernador, Presidente y todos saben, y si quisieran ayudarnos lo harían, pero no han querido”, comentó.
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El reclutamiento, una realidad que crece en el Huila
El secretario de Gobierno, Seguridad y Asuntos Comunitarios, Juan Carlos Casallas Rivas, en diálogo con LA NACIÓN, dijo que a la fecha, de acuerdo con las estadísticas oficiales, en el Huila se han recibido 22 denuncias de reclutamiento ilícito, es decir, 6 casos más comparados con el mismo periodo del año anterior.
El 55% son adolescentes (de 12 a 18 años), 36% son adultos (mayores de 18) y el 9% son niños (menores de 12). Especificó que, además de La Plata, también preocupa Tello, Neiva, Colombia, Baraya, Algeciras e Íquira.
“Algunos casos no se registran porque las familias tienen temor. Los grupos operan de manera ‘seductora’ y enviando personas a las instituciones educativas”, dijo Johana Rojas, defensora del Pueblo Regional Huila.
¿Cómo están operando los grupos subversivos?
Según Casallas Rivas, los grupos armados de manera ilegal se estarían valiendo de diferentes estrategias a través de publicaciones en redes sociales, lo “atractivo” que pueda resultar para algunos el portar o usar algún tipo de armamento, ofrecimiento de recursos económicos, especialmente para jóvenes muy vulnerables, o incluso están utilizando estrategias de personas con ciertas características físicas que se encarguen de cautivar la atención de estos jóvenes con el fin de vincularlos a sus filas.
Y lo más grave es que han identificado que un aspecto que incide de manera importante es la falta de oportunidades que se relaciona con el maltrato intrafamiliar que puedan estar viviendo. “Otro aspecto tiene que ver con la participación de familiares de estos jóvenes en grupos armados ilegales, es decir, de personas mayores de edad, muy cercanas, que les hacen la invitación a vincularse. También la búsqueda de poder. Eso obviamente nos genera una gran preocupación”, informó.
Para esto, han activado el Comité de Acción Inmediata, que es una instancia en donde tienen asiento todas las instituciones relacionadas con los menores de edad. Además, precisó que se están desplegando una serie de estrategias para combatir este flagelo, y “estamos trabajando en un plan que nos permita generar toda una oferta para que estos jóvenes sientan que desde el Estado hay oportunidades para ellos”.