La ya famosa expresión “la Unidad Regional”, ha dejado de ser una loable invocación hacia opciones altruistas, de verdadera reconciliación política, en este caso, para convertirse en una invocación más para cautivar despistados, y meterlos en costal de los intereses mezquinos de quienes quieren con el ropaje de la unidad, terminar de consolidarse, como empresa política en la región. Para nadie es un secreto, que la política se ha vuelto, empresas económicas, sometida a los rigores de la oferta y la demanda, propia del mercado, donde incluso para obtener favores de algunos políticos que incluye la consecución de un cargo público, hay que pagar, eso sí, una regalía de acuerdo con el monto del salario a devengar, y prácticamente toda gestión tiene un costo para el beneficiario; que incluye el compromiso de la obtención de contratos a testaferros, para fortalecer la empresa económica política; es una verdadera política económica. Todo esto con el ropaje de expresiones llamativas o que concitan bondad como la del lobo de Caperucita, pero que una vez obtenido el éxito nace la ferocidad por la disputa de las prebendas pactadas y queda atrás la unidad, para dar lugar a la división, producto de los intereses económicos involucrados en ella. Alguien decía con acierto que quien no conoce la historia o deliberadamente quiera desconocerla esta vulgarmente obligado a repetirla; eso pasa en el Huila, quienes integran la nueva “Unidad Regional”, son los mismos y con las mismas, en el esquema que llevo y ejerció el mandato Villalba; el sector (así lo llaman el candidato Iriarte y Gloria Polanco) Integración Conservadora y el llamado Villalbismo, con el mismo gerente de la campaña de otrora. En consecuencia, no es el Partido Conservador el comprometido en esa “sociedad”, porque en ese eventual compromiso, no hay legitimidad para comprometer toda una colectividad, y seria indigno que todo un partido en aras de satisfacer intereses personales, como se presume así es, pase a ser gerente de un debate donde es convidado de piedra, como siempre ha sido cuando de esta especial alianza se trata. A tanto ha llegado la crisis que yo llamaría catástrofe del conservatismo como partido, como concepción ideológica para la obtención del poder político, que así sea recogiendo la basura de los andenes de los edificios del poder, quiera llegar a él, en un acto de postración y humillación, llegando a la indignidad, con tal de salvar intereses personales. Donde están, el resto de “dirigentes” de este partido, que guardan silencio sepulcral sobre los acontecimientos recientes de la política regional, donde ni siquiera la sentencia de que “el poder absoluto corrompe absolutamente” los inmuta. ¡ Catilina hasta cuando!.