La Nación
Cuando la política se hacía desde el periodismo 1 7 septiembre, 2024
INVESTIGACIÓN

Cuando la política se hacía desde el periodismo

Desafortunadamente, en el barrio que lleva su nombre, poco saben de Alberto Galindo Galindo. El gobierno departamental se ha comprometido a honrar su legado. ‘Amanecerá y veremos’.

 Olmedo Polanco

 Las fumarolas emergían de las ranuras del piso en uno de los salones del Colegio ‘Gabriel García Márquez’, ubicado en el sector popular de Alberto Galindo, en el norte de Neiva. Parecía como si los ‘vasos comunicantes’ de un volcán o las redes internas de ciertas aguas termales conectaran con las grietas del aula. El profesor Ananías Osorio Valenzuela, trabajaba a finales de los años 90 como coordinador académico. El fenómeno que llamó la atención al profesor, restó importancia al estudiantado y a sus familias. “Comentaron que el suceso era normal, porque esos terrenos habían sido botaderos de basura”.

A la señora Flor María Vargas, le preocupaba la seguridad del sector. “Está en riesgo por la población de niños y jóvenes, que no tienen en qué ocupar sus ratos libres”, expresó a estudiantes de la Universidad Surcolombiana. (LA NACIÓN. ‘En Alberto Galindo se respira tranquilidad’. Camila Otálora, Vanessa Díaz y Tatiana Merchán. Domingo 7 de marzo de 2010. Páginas 12A y 13A).

“Sería chévere que la universidad pública viniera; diera charlas y talleres con el acompañamiento de psicólogos, para ayudarles a construir un proyecto de vida”, sugirió el ama de casa a las comunicadoras que adelantaban en la ciudad un proyecto de periodismo cívico. “Queremos fortalecer el barrio, mantenerlo aseado. Pero, me preocupa que los niños estén expuestos a los malhechores y a sus malas ideas”, insistió la señora Flor María. Hace pocos días volví a conversar con Eduar Cabrera Gómez, presidente de la asociación de juntas comunales en la Comuna 9. Me dio una mala noticia: “Doña Flor María murió hace años”.

Las ideas liberales por rescatar

Luis Carlos Morera lideró a mediados de los años 60 los procesos de invasión en el norte de Neiva y posteriormente fue concejal en la ciudad. Con relación al territorio municipal que lleva el nombre del dirigente liberal y periodista, recuerda: “Para hablarle con toda la franqueza de lo que nosotros sabemos sobre Alberto Galindo, pues estuvimos diciendo: ¿Cómo ponen ese nombre sin consultar ni nada?”. El nombre fue impuesto por la institucionalidad local y sin dialogar con la comunidad. “Dijeron que Alberto Galindo había sido un senador de la República…”, rememora el señor Morera. Es más, entre los líderes comunitarios tenían el  imaginario de que Galindo, en los últimos años de su ejercicio político “…no sabía dónde andaba ni nada. No nos dijeron que había sido un estadista”.

Julio Enrique Ortíz Cuenca fue el primer gobernador de Huila por elección popular. Además, entre otros cargos, ocupó un escaño en el Concejo de Neiva. Nos encontramos en la tarde del jueves en la conferencia sobre Galindo, impartida por Rodrigo Llano Isaza, miembro correspondiente de la Academia Huilense de Historia. “Alberto Galindo fue elegido en el año 70 como senador del Huila, con la suplencia de Jaime Afanador Tovar. Recuerdo mucho que Jaime Ucrós decía: ¡Ojo al conejo!”, nos ha comentado Ortiz Cuenca. Complementa que los opositores decían: “Galindo no va a asistir porque le dio una enfermedad, que hoy, diría yo, se llama Alzheimer…”. En el  imaginario popular se hablaba de ‘locura equina’. Según lo expresado por Julio Enrique, Galindo se desubicaba mentalmente y perdía la noción sobre su interlocutor: “…aunque conocía sobre el personaje y su procedencia familiar, comenzaba a preguntarle por su nombre y el de su padre, después de conocerlo y reconocer sus orígenes. Estaba aquí en Neiva y de pronto le parecía que estaba en Bogotá o en Medellín; desubicado totalmente”. No obstante, era asombroso el nivel de recordación de Galindo sobre temas de la política y la economía nacionales, deja entre líneas el dirigente liberal Ortiz Cuenca.

En la campaña política de 1970, sus contradictores en Huila se atrevieron a decir en pretérito imperfecto, que Galindo estaba loco, “…que estaba demente. El término que utilizó Jaime Ucrós es que estaba ‘sereque’, aludiendo a una designación popular”, plantea Julio Enrique, exrepresentante a la Cámara.

“El médico Hernando Liévano lo acompañaba y antes del discurso político de Galindo, daba testimonio público como profesional de la medicina de que Alberto estaba muy bien”, revela nuestro comentarista. A juicio de Ortiz, “El único problema de Alberto es que, a veces, comenzaba a hablar de espaldas al público”.

Combatiente con la pluma

Maryluz Vallejo Mejía investiga sobre la historia del periodismo en Colombia. Fue  reportera y editora cultural del periódico El Mundo (Medellín) y profesora asociada de Comunicación en la Universidad de Antioquia; también trabajó como docente en la Universidad Javeriana (Bogotá). Ha publicado, entre otros libros: “Xenofobia al rojo vivo en Colombia” (Editorial Crítica) y “A plomo herido. Una crónica del periodismo en Colombia (1880 – 1980), Editorial Planeta.

Con la profesora Vallejo hemos coincidido en varias ocasiones trabajando en los archivos históricos de Bogotá. Esta vez, hemos hablado sobre la figura política y periodística de Galindo. Me ha compartido un perfil del dirigente liberal huilense, publicado por la revista Cromos: “El huilense Alberto Galindo ejemplifica al periodista como animal político porque durante casi 50 años de vida profesional alternó el oficio periodístico en roles de redactor, editor, jefe de redacción y director de medios, con los de concejal, diputado, representante y senador del Partido Liberal porque a la sazón estaba normalizada la doble agenda. No era raro entonces que rematara una gira electoral por su departamento con una columna sobre el reajuste presupuestal”.

Destaca Mary Luz, con estudios doctorales en Ciencias de la Información (Universidad de Navarra, España), que: “A partir del perfil de la revista Cromos del 24 de julio de 1967 se puede reconstruir la trayectoria de Alberto Galindo: llegó a El Tiempo con solo 14 años como mensajero de Eduardo Santos y además de corregir textos traducía cables del inglés”.

Con relación a los estudios profesionales de Galindo, asegura que: “Pese a que tuvo que interrumpir la carrera de Ingeniería porque tenía que ayudar a su familia de origen campesino, a los 25 años entró a la política como senador suplente en ‘una palomita’ de dos meses. Pero desde comienzos de los sesenta volvió al Senado”.

Como lo hace notar, la profesora Vallejo: “En El Espectador fue jefe de redacción y de reacción durante doce años, además de redactor económico. De allí se retiró para impulsar la candidatura presidencial de Darío Echandía, que no apoyaban los Cano, pero que le permitió alcanzar una curul en la Cámara de Representantes. Después se fue a dirigir El Liberal, que fundó Alberto Lleras y financió Alfonso López Pumarejo”.

Mary Luz agrega que “Al retirarse de El Liberal, fundó el radioperiódico y luego el periódico La Opinión, que duró varios lustros y donde fue un conductor atinado y un defensor de las reformas sociales del liberalismo que propugnaba desde la ciencia económica”.

Cuando la política se hacía desde el periodismo 7 7 septiembre, 2024
Algunas referencias informativas sobre Alberto Galindo Galindo, político liberal huilense, en el periódico El Tiempo. Reprografía digital: Olmedo Polanco.

Galindo el hacendista

A juicio de Mary Luz Vallejo Mejía, “Su conocimiento de la economía le permitió (Galindo), mantener una columna en El Tiempo por largos años, en la que daba cátedra fácil de sorber por su ágil estilo. Y sin tener títulos académicos fue un conferencista reputado en la Universidad Nacional de Colombia”.

A propósito de la conferencia de Rodrigo Llano Isaza, el jueves 25 de julio en el centro cultural del Banco de la República en Neiva, el ponente planteó: ¿Por qué no fue ministro Alberto Galindo? “Esta es una anécdota que me contó Rodrigo Villalba Mosquera, actual gobernador del Huila. Todos los grandes dirigentes del país consideraban a Galindo un gran hacendista y, algunos de ellos quisieron tenerlo en su gabinete pero no lo hacían porque Galindo vivía en unión libre con quien era su pareja; lo que hoy llamaríamos ‘compañera sentimental’ y a ello se oponía la iglesia católica”. Agrega Llano Isaza: “…se consideraba que no podía ser nombrado ‘quien viviera en pecado’ por no haber consagrado su unión ante un sacerdote y por esa circunstancia nunca hizo parte de un gabinete ministerial”.

Valga recordar, destaca la profesora Vallejo, “…que el periodista de provincia fue reconocido en el ámbito internacional en calidad de vocero de agremiaciones como la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP)”. Agrega Mary Luz: “Su nombre quedó en los anales de la censura aplicada por la Oficina de Información y Propaganda del Estado (Odipe) tras la publicación de una columna en El Tiempo titulada “Navidad sin comisariato” en la que denunciaba la corrupción en los comisariatos militares. Ante la indignación de las Fuerzas Armadas fueron demandados tanto el diario como él por injuria y calumnia. Esa inquina del régimen de Rojas Pinilla por Galindo llegó al extremo de que se vetara su nombre en Intermedio, la cabecera que reemplazó a El Tiempo”.

Cuando la política se hacía desde el periodismo 8 7 septiembre, 2024
Mary Luz Vallejo Mejía, investigadora de la historia del periodismo en Colombia. “En el periódico El Espectador, Alberto Galindo fue jefe de redacción y de reacción”. Fotografía: Pesquisa Javeriana.

Vigorosa difusión de las ideas

Al evento convocado por la Academia Huilense de Historia no vinieron dirigentes comunitarios del barrio, tampoco llegó el secretario de Educación de Huila. No obstante, acudieron a la invitación de Rodrigo Llano Isaza (veedor del Partido Liberal Colombiano), Edgar Martín Lara, secretario de Gobierno departamental, y algunos diputados.

Betsabé Polanía Quiza, secretaria de Cultura y Turismo de Huila, se expresó dispuesta, con relación a investigar académicamente y luego publicar la biografía de Alberto Galindo Galindo, “…a colaborar y hacer una convocatoria abierta donde participen escritores (…) del departamento del Huila”. Dijo además: “Se podría pensar que en la institución educativa que está ubicada en el barrio Alberto Galindo, un barrio que ustedes más que nadie conocen, con sectores sociales con mucha problemática, (…) podíamos pensar un proyecto pedagógico alternativo de aula…”