Huilense de pura cepa que se hizo a imagen del voluntariado de la Liga Contra el Cáncer, institución a la que ingresó a temprana edad, contadora de profesión y madre de dos distinguidos hijos, Jaime Francisco, Médico Traumatólogo y Fabian Eduardo, abogado. Esta mujer de carácter fuerte pero noble, rigurosa tanto en lo profesional como en lo personal, cuenta con alto espíritu de sacrificio y sensibilidad social, sello que ha impreso en el corazón de todos los colaboradores en la institución que dirige.
En la Liga, a donde ingresó como Auxiliar Administrativa en sus primeros años, por su iniciativa y espíritu de superación, pronto la hicieron merecedora de escalar en la estructura organizacional y, hace ya más de 25 años, se posicionó como la líder de la institución en calidad de Directora Ejecutiva. De su mano, la Liga Contra el Cáncer fue la primera institución del suroccidente colombiano en poner en marcha el servicio de oncología en 1996, momento para el cual todos los pacientes que requerían diagnóstico o tratamiento debían ser remitidos a la capital del país.
Con su iniciativa y liderazgo fue la propia Liga Contra el Cáncer la que puso en marcha, y administró, por cerca de una década, la Unidad de Cancerología del Huila del Hospital Universitario Hernando Moncaleano, primera institución que efectuó tratamiento integral del cáncer en esta zona del país, permitiendo posicionar a la Liga Contra el Cáncer Seccional Huila como una institución reconocida en el ámbito regional y nacional, lo que sumado al nivel de compromiso y entrega a su trabajo, definitivamente la cotizan como una de las ejecutivas más importantes de la región.
Hoy, al cumplir 40 años al servicio de la organización sin fines de lucro que le vio nacer como trabajadora y formarse profesionalmente, prestando servicios de salud con responsabilidad y calidad humana, la LIGA le rinde homenaje a su más distinguida profesional y la felicita en este día tan especial.
Para Nury Stella toda nuestra gratitud y aprecio, seguros que la providencia le continuará concediendo aquellas otras cosas que el espíritu requiere para hacerla más feliz cada día.