Con 30 actos de protestas que equivalen a 4 manifestaciones por mes en lo que va del 2024, la ciudad de Neiva ha visto cómo han incrementado estas expresiones ciudadanas, siendo abril y julio los meses con mayores manifestaciones. Jerson Bastidas, personero de la ciudad, asegura que esto es “una cifra bastante alta”.
María Alejandra Ruiz Mallungo
@amperiodista
En la ciudad de Neiva, desde el 17 de enero hasta el 26 de agosto del presente año, se han registrado un total de 30 actos de protesta, lo que equivale aproximadamente a 4 manifestaciones públicas por mes. Esta información se presenta en la segunda entrega del informe “Neiva en datos”, titulado ‘Bloqueos en Neiva: Entre el derecho a la protesta y la afectación ciudadana’, entregado ayer por la Personería Municipal, bajo la dirección de Jerson Andrés Bastidas.
“El mes que mayor incidencia reportó fue abril, con un total de 10 manifestaciones, lo que equivale al 33.3% del total, seguido por julio, con un 16.7%,” expone el documento.
Es importante recordar que, en julio, se llevó a cabo una protesta por parte de los habitantes de la vereda El Venado, quienes bloquearon la entrada de la planta de abastecimiento de combustible de Terpel en la zona. Este bloqueo se debió, aparentemente, a que la multinacional no renovó el contrato de un trabajador, residente de la vereda.
Este suceso generó, además de un “riesgo ambiental,” una situación de zozobra, ya que la planta abastece de combustible a municipios de los departamentos del Huila y Caquetá, poniendo en peligro el suministro de este producto en dichos lugares. Para poner fin a la manifestación, la Unidad de Diálogo, UNDMO, de la Policía Metropolitana de Neiva, hizo presencia en el lugar, lo que culminó en disturbios entre la comunidad y las fuerzas del Estado.
Este caso, según ilustra el documento, ha sido hasta ahora el único en el que las fuerzas policiales intervinieron en una manifestación en la ciudad. Las otras 17 vías de hecho se han resuelto mediante el diálogo.
Otros datos
Durante este período, se han dado diferentes actos de manifestaciones sociales. De ellas: 3 son marchas, equivalentes al 10%; 9 son protestas, con un 30%; y 18 son “situaciones de anormalidad,” mediante vías de hecho relacionadas con empresas que operan en el sector de hidrocarburos, lo que representa el 60%, según el informe.
La Personería destaca que los sectores que presentan mayor número de manifestaciones son las zonas rurales de la capital opita, con un porcentaje del 63.3%, en contraste con el 36.7% registrado en la zona urbana. Las veredas más afectadas por las manifestaciones han sido Batería Tello y Río Ceibas.
Contexto de convivencia
Para Bastidas, dar a conocer estas cifras es importante para la comunidad neivana, ya que ayuda a entender mejor lo que conllevan estas expresiones, amparadas constitucionalmente, en la ciudad de Neiva, y cómo estas se anteponen a otros derechos de quienes deciden no participar en ellas.
“En esta ocasión, la Personería de Neiva presenta un informe relacionado con un contexto de convivencia ciudadana. Para algunos es una problemática, mientras que para otros es una solución; es precisamente acudir a un derecho constitucional: la manifestación,” menciona Bastidas.
Sobre el alto porcentaje de estas protestas, que han sido constantes en la ciudad, manifestó que: “Nos llama la atención que Neiva tiene un promedio de 3.7 manifestaciones al mes. Este es un número alto, considerando que cada manifestación puede conllevar hasta un día entero en su resolución”.
Por último, advirtió que las manifestaciones “emergen de forma constante y cotidiana… El municipio de Neiva se ha visto afectado en varias ocasiones por riesgos de crisis sanitaria o de salud pública, porque parte de los bloqueos, como muestran las cifras, se generan en las entradas o en las áreas adyacentes al relleno sanitario”, lo que provoca una tensión constante sobre la convivencia y el libre desarrollo de otras actividades.
Repertorios de las protestas
Respecto al tema de la protesta y su impacto en la sociedad, Víctor Barrera, politólogo e investigador del Centro de Investigación y Educación Popular (CINEP), señaló que es importante aclarar que: “Cuando hablamos de protesta, nos referimos a un solo derecho que se manifiesta de diversas maneras. Técnicamente, se conoce como los repertorios de la protesta”.
Las tres manifestaciones de este derecho son: la convencional, que genera menos malestar, pero no pasa completamente desapercibida; la disruptiva, que incluye taponamientos de vías o bloqueos de accesos a sitios estratégicos, cuyo objetivo es alterar la cotidianidad; y los repertorios violentos, que, según el investigador, implican acciones colectivas que buscan dañar bienes o personas.
“A veces, en Colombia, solemos asumir los bloqueos de vías como actos violentos y no necesariamente lo son. Es un acto altamente disruptivo, pero que no siempre se configura como violento. La Corte Constitucional lo ha dejado claro: el bloqueo de vías no es un delito, salvo cuando se dan ciertas condiciones que lo convierten en un acto violento”, expresó Barrera.
Condiciones y confianza
En cuanto al aumento de manifestaciones ciudadanas en gran parte del país, Alejo Vargas, analista político, profesor de Ciencia Política en la Universidad Nacional de Colombia e investigador de Minciencias, expresó que se debe a la confianza de los diferentes grupos en que no tendrán represalias por parte de las instituciones y el Estado al expresarse de forma pública y colectiva.
“El problema en Colombia es que, durante un largo periodo de nuestra historia, especialmente el tiempo de la violencia del Frente Nacional, la calle dejó de ser un espacio para la protesta ciudadana. Por ‘calle’, me refiero en general a los espacios públicos, y esto ocurrió por diversas razones: el conflicto armado, la estigmatización desde los gobiernos, y la respuesta de la fuerza pública, que normalmente era violenta. Sin embargo, esto ha venido cambiando progresivamente desde el gobierno del presidente Juan Manuel Santos”, comentó Vargas.
Por otro lado, indicó que efectivamente las protestas “pueden volverse, en ocasiones, rechazadas por algunos sectores sociales que se sienten molestos por la reiteración de estas manifestaciones. Pero en general, esto no les impacta mucho a quienes participan en ellas”, pues el objetivo de estas expresiones populares es que sus problemáticas sean escuchadas por los gobiernos o empresas hacia las que se dirigen.