Más allá de las complejas negociaciones entre países en la COP16, es esencial llevar el mensaje de conservación a nuestras calles. Esta es una de las estrategias más poderosas para impulsar la protección de nuestra biodiversidad y fomentar una cultura ambiental que trascienda las decisiones políticas. La asistencia de más de 900.000 personas a la “Zona Verde”, los más de 600 emprendimientos verdes, los concurridos foros pre-COP y la infinidad de eventos culturales, artísticos y académicos que enriquecieron esta cumbre mundial sobre biodiversidad evidencian el interés de las personas de a pie por conocer y preservar el patrimonio natural.
Durante la COP16, presenciar la obra de gran formato del maestro Carlos Jacanamijoy, las muestras de artesanías emblemáticas de nuestro país hechas con fibras naturales, los diálogos entre música, ciencia y biodiversidad liderados por el artista Carlos Vives y la científica Sandra Vilardy, junto con los simposios de referentes colombianos en la construcción de paisaje como la arquitecta Diana Wiesner, la investigadora Gloria Aponte y Martha Fajardo sobre “BiodiverCiudades”, o recorrer escenarios como el mirador en guadua —el acero natural— de Simón Vélez en el Jardín Botánico de Cali, resaltaron nuestra interdependencia ecológica y cómo la biodiversidad toca cada dimensión humana. Además, incluir a niños y jóvenes en estos temas fue fundamental para que las próximas generaciones continúen desarrollando un vínculo sólido con la naturaleza, contrarrestando el desapego que a menudo trae el mundo urbano y digital.
Hacer accesibles las elevadas discusiones, los conocimientos y las decisiones tomadas en estas cumbres al público general es clave para que las personas se involucren activamente en la protección de la biodiversidad. El verdadero logro de la COP16 en Colombia fue acercar a miles de personas a la riqueza biológica de este país mega-diverso, mostrando que la conservación es un esfuerzo colectivo. Democratizar el acceso a la conservación y al conocimiento sobre la biodiversidad, a través de actividades cotidianas que reeduquen sobre nuestro lugar en la naturaleza permite que cada ciudadano sea un guardián activo de nuestro patrimonio natural.