Pese a los desafíos que supuso su desplazamiento, los firmantes de Paz de Miravalle buscaron un nuevo río para su proyecto de rafting en Caquetá; allí le siguen apostando a su proyecto y representan al país en el Panamericano de Rafting en Chile.
Camilo Vargas Martínez
Oficial de Información Pública. Oficina Regional Florencia. Misión de Verificación de las Naciones Unidas en Colombia.
Desde hoy miércoles 30 de octubre y hasta el próximo 3 de noviembre, en Pucón, Sur de Chile, el equipo de rafting Remando por la Paz, conformado por cinco firmantes de paz del Acuerdo Final de 2016 y tres miembros de la comunidad de Miravalle, de San Vicente del Caguán, Caquetá, representarán a Colombia en el Campeonato Panamericano de Rafting 2024.
El evento, que se llevará a cabo en el río Trancura y que contará con la participación de aproximadamente 40 equipos de 20 países, es una nueva oportunidad para los firmantes de paz de este proyecto que, pese a los desafíos y a su reciente desplazamiento, continúan demostrando su compromiso con la paz y a la reconciliación.
‘Remando por la paz’
Su historia comenzó hace más de ocho años, cuando empezó a resonar la emblemática frase ‘cambiamos las armas por remos`, que fue el eslogan de lo que luego se convirtió en el proyecto Remando por la Paz.
Remando por la Paz ahora es un club deportivo formalmente constituido desde julio del 2020 y liderado por personas en proceso de reincorporación y personas de las comunidades locales de la región del Pato en San Vicente del Caguán, Caquetá. Cuenta con dos equipos masculinos y uno mixto y una escuela de formación con niños y niñas, como una opción de arraigo al territorio y prevención de las dinámicas de violencia.
Este equipo ha representado al país en varios mundiales de rafting como el de Australia (2019) e Italia (2023) y han realizado campeonatos e intercambios nacionales. Pero su historia de éxito tuvo un punto de inflexión el pasado 20 de agosto, cuando toda la comunidad del antiguo Espacio Territorial de Capacitación y Reincorporación (ETCR) de Miravalle, incluyendo el equipo, tuvo que dejar su antiguo espacio de reincorporación en San Vicente del Caguán y llegaron con sus enseres a una vereda de El Doncello, Caquetá.
“Llegamos y no hay energía que garantice la conexión de los electrodomésticos, por el agua también sufrimos. Es una situación compleja, porque nosotros ya no somos solamente un firmante de paz, sino que somos familias, pues la gran mayoría ya no estamos solos”, cuenta Hermides Linares, firmante de paz, padre de un niño de tres años y miembro del equipo de rafting Remando por la Paz.
Aunque el cambio trajo consigo tristeza y frustración, los desafíos que enfrentan no han debilitado su determinación. Al contrario, han abierto la puerta a nuevas oportunidades para fortalecer los procesos comunitarios y personales de estas personas que siguen apostando por la paz.
Un proyecto que no se detiene
Ahora, en Doncello, el equipo de Remando por la Paz sigue adelante, entrenando cada día para consolidar habilidades esenciales en su proceso competitivo y de reincorporación. “Estamos reorganizándonos. Encontramos un río cerca donde entrenamos todos los días (el río Guayas), para prepararnos para las próximas competencias. Quedamos clasificados para el Panamericano en Chile a finales de octubre y estamos buscando patrocinios, porque queremos participar en campeonatos mundiales y nacionales. Esto nos garantizaría fortalecer el equipo y proyectos como la escuela de rafting”, dice Hermides con optimismo y determinación.
Desde la llegada en agosto al predio temporal en El Doncello, el equipo se ha reinventado en muchos aspectos, buscando la forma de seguir entrenando y continuar sus procesos sociales para formar a nuevos deportistas y guías de rafting. “El rafting construye paz porque las comunidades se han apropiado del proyecto. Queremos incluir a más jóvenes y fomentar el cuidado del medio ambiente y la protección de los ríos”, aseguro Hermides.
Caguán Expeditions: reinvención y esperanza
Otra iniciativa que enfrenta grandes retos es Caguán Expeditions, un emprendimiento turístico que nace en 2017 a raíz de la firma del Acuerdo de Paz y es liderado por las comunidades firmantes de la vereda Miravalle. El equipo está compuesto por personas en proceso de reincorporación, comunidades campesinas y técnicos y profesionales. Ofrecen actividades de naturaleza, aventura y memoria histórica.
Para Carlos Ariel García, director de la empresa, “es un momento difícil porque el equipo quedó disperso y nuestros productos turísticos se redujeron”. Actualmente, Caguán Expeditions ha retomado sus giras turísticas por los impresionantes cajones del río Pato, un destino que enamora a quienes lo visitan. Cada día, quienes integran proyectos como Remando por la Paz y Caguán Expeditions reafirman su decisión de transformar sus territorios a través del deporte, el turismo y el trabajo colectivo.
El panorama nacional de la reincorporación
A la fecha, al menos cinco de los antiguos ETCR se han trasladado; se trata de los ETCR de: Santa Lucia-Ituango-, en Antioquia (2020); La Macarena-Yarí, en el Meta (2021); Mesetas, en Meta (2023); Vista Hermosa, en Meta (2023); y Miravalle, en Caquetá (2024). En una reciente audiencia ante la JEP, esta jurisdicción manifestó que esas reubicaciones deben considerarse en algunos casos como desplazamientos forzados. Es importante destacar también que hay varios ETCR consolidados. Por mencionar algunos: Llano Grande, en Antioquia; Agua Bonita, en Caquetá, y Tierra Grata, en el Cesar.
A ocho años de la firma del Acuerdo de Paz de 2016, la reincorporación tiene un nuevo panorama: 10.265 personas firmantes viven fuera de los ETCR en más de 600 municipios, sea en pueblos o ciudades capitales.
Muchos han elegido nuevas opciones de vida de manera individual o colectiva y otros se han tenido que ir por enfrentar retos y desafíos, sobre todo, en materia de seguridad. Gracias a esta dinámica se han constituido nuevas áreas de reincorporación colectiva en las que grupos de personas firmantes han empezado a construir una nueva vida alrededor de procesos políticos, socioeconómicos y comunitarios que responden a sus intereses comunes y su sentido de cohesión. La Misión de Verificación de la ONU en Colombia ha monitoreado hasta 75 de ellas en el país.
Los desafíos
Aunque hay ejemplos positivos, tanto dentro como fuera de los ETCR, sin duda la nueva realidad no está libre de retos. De acuerdo con el más reciente Informe de la Misión de Verificación de las Naciones Unidas en Colombia, los mayores desafíos se encuentran en las áreas de seguridad, tierras y vivienda.
“Aunque el número de asesinatos de excombatientes se redujo (de 25 en el último trimestre de 2023 a 16 en la primera mitad de 2024), persisten otras formas de violencia, como amenazas e intentos de homicidio”, resalta el informe. En materia de vivienda el mayor desafío es para quienes viven en entornos urbanos, quienes “han enfrentado dificultades para cumplir los requisitos financieros de entrada, con lo que no han podido acceder a los principales programas del Ministerio de Vivienda, Ciudad y Territorio”. En lo concerniente a la cuestión de la tierra, desde 2023 los excombatientes han presentado aproximadamente 486 solicitudes a la Agencia Nacional de Tierras por conducto de la Agencia para la Reincorporación y la Normalización. De ellas se han priorizado 36. Cada territorio cuenta su propia historia, pero todas, tiene algo en común: la resiliencia de los firmantes y el compromiso de las partes con la implementación integral del Acuerdo de paz.