Especial LA NACIÓN
En los materiales impresos aparecen a veces errores ortográficos o gramaticales cuyo origen no se conoce con precisión: pueden obedecer al desconocimiento de la norma por parte del autor o de quien digita el texto, o pueden provenir de errores involuntarios, de lapsus: quien escribe conoce la norma, pero por descuido incurre en el yerro. Hace tiempo, cuando en los textos impresos se detectaban errores, se les anexaba un pedazo de papel con ellos, citando las páginas donde se cometieron y las correcciones: tal anexo se llamaba FE DE ERRATAS. Cuando las faltas son detectadas hoy, se denominan gazapos. Y generalmente quedan impunes.
En mis lecturas de la presente semana encontré algunos errores que quiero señalar para recordar las normas infringidas en tales textos.
En uno de los diarios encontré esta perla: “Las autoridades hayan explosivos en zona rural…”.
Con la palabra hayan el comunicador quiso expresar encuentran. Debió, por tanto, escribir “Las autoridades hallan explosivos en zona rural…”. Existen en nuestro idioma las siguientes parejas de homófonas con estos verbos: haya-halla, hayas-hallas, hayamos-hallamos, hayáis-halláis, hayan-hallan.
Las inflexiones haya, hayas, hayamos, hayáis y hayan corresponden al verbo haber, o con el significado de existir o como auxiliar de la conjugación de los tiempos compuestos (que se forman con el verbo haber conjugado y el verbo principal en participio: he salido, habían jugado, habremos regresado).
Las inflexiones halla, hallas, hallamos, halláis, hallan corresponden al verbo hallar que es sinónimo de encontrar. Es el caso del texto citado (homófonas son las palabras que tienen igual sonido pero diferente ortografía y distinto significado.)
Mi lectura central de la semana anterior fue el libro “Mis años de guerra” del periodista y ex guerrillero León Valencia. Excelente libro testimonio que me había intrigado desde su aparición en enero de 2014 por el hecho de saber que relataba un período de nuestra historia y de nuestro doloroso conflicto, el mismo que he intentado recorrer en mi novela “Antes de que caiga la noche” (Altazor Editores, 2013). Y por supuesto que encontré bastantes similitudes entre mi ficción y el testimonio de León Valencia sobre ese doloroso medio siglo de la triste historia colombiana.
En la lectura de “Mis años de guerra” encontré cinco oraciones con un error ortográfico grave: la tilde en el adjetivo solo; además, una oración con el uso incorrecto de una palabra en lugar de su parónima. Comento los casos.
En la oración “…iba sólo hacia el monte…” (p.29) hay un indudable error. Aunque la Real Academia ha eliminado la tilde en el adverbio solo (en tal función equivale a solamente), todavía algunos escritores y medios de comunicación la conservan. Pero en la cita es adjetivo, no adverbio. Tomada fuera de su contexto, la oración analizada presentaría ambigüedad: puede ser “iba solo (solamente) hacia el monte” o “iba solo (sin compañía) hacia el monte”. Sin embargo, en el contexto (“Esta vez no estaban mis amigos, iba solo hacia el monte.”) es adjetivo. Y aparece con una tilde que no debe llevar.
“Buscamos un lugar oscuro y sólo para hacer el amor al aire libre” (p.157). Es claro que aquí la palabra solo (sin personas) es adjetivo y no lleva tilde.
Además, las expresiones “pero yo arranqué sólo para el monte…” (p.158), “uno puede morir de un sólo golpe” (p. 224) y “pero el sólo cautiverio de Álvaro…” (p. 227), constituyen el mismo error: marcar tilde al adjetivo solo.
Finalmente, el error en el uso de palabras parónimas se da en la oración “Lo había dicho en medio del tendal de muertos que la guerra sucia le infringía a su partido, a la Unión Patriótica…” (P. 270). Los verbos infringir e infligir son parónimos, es decir, son “vocablos que tienen entre sí relación o semejanza, por su etimología o solamente por su forma o sonido”, según la definición del Diccionario de la RAE. El error de la cita consiste en que el autor utilizó el verbo infringir (“Quebrantar leyes, órdenes, etc.”, según el DRAE) en lugar del verbo infligir (“Causar daño. Imponer un castigo”, según el DRAE). Quiso decir: “Lo había dicho en medio del tendal de muertos que la guerra sucia le infligía a su partido, a la Unión Patriótica…”
Jesús Rodolfo Agudelo
jeroagudelo@hotmail.com