Las impactantes historias de empresarios y emprendedores del país se expondrán desde hoy en el Héroes Fest, en Neiva. Reconocidos actores del sector relatarán en primera persona sus batallas y adversidades en este trajinar.
Empezar cosas “desde cero” es una de las pasiones del cofundador de Té Hatsu, Julián Oquendo quien le ha sacado todo el provecho y jugo mediante su creatividad, esa que lo reta en momentos complejos y lo ha llevado al límite enseñándole que, definitivamente, “el tigre lleno no caza…”.
Julián Oquendo estará relatando su experiencia de vida como emprendedor en el Héroes Fest, el principal festival de emprendimiento que se desarrolla desde hoy en Neiva en el centro de convenciones José Eustasio Rivera.
Ahora Té Hatsu le pertenece a Postobón, “fue una negociación que hicimos a varios años, una experiencia muy bonita en la cual se imaginó el producto desde cero” y siempre pensó en que esa idea suya sería un “éxito”, le resaltó a LA NACIÓN.
Posteriormente el empresario dio un cambio radical y saltó al negocio de la muerte. Actualmente está trabajando en el sector digital en Estados Unidos y México con una compañía que se encarga de vender la membresía exequial, “es como el Uber del final de la vida, se llama membresía y si alguien llega a fallecer, nosotros nos encargamos de principio a fin de coordinar todo el servicio dentro de Estados Unidos y de México, hasta Argentina y en cualquier país en Latinoamérica”.
Oquendo aspira a dejar sembrada una semilla en Neiva. “Lo que uno trata cuando hace emprendimiento y ha tenido experiencias exitosas, es dejar una semilla sembrada en cada una de las personas que nos va a escuchar. Lo primero es entender que nosotros, los colombianos, tenemos la capacidad de crear cosas para el mundo y eso fue lo que se reflejó con Hatsu en su momento”.
Lo segundo es que el emprendedor cree “profundamente en los planes de negocios y eso hace que la plata nunca sea un impedimento para montar un negocio, porque al final siempre las buenas ideas van a ser buscadas por el dinero”.
Y lo tercero es aprovechar el miedo. “Sin lugar a dudas, el emprendimiento genera muchos miedos; uno puede haberse preparado mucho, tener un buen plan de negocio, asesores, dinero para montar el negocio, haber estudiado en una muy buena universidad y eso no garantiza que a uno le vaya a ir bien. Hay que atravesar el incendio, la incertidumbre”.
Si de ideas se trata, “yo he intentado muchas cosas”, destacó, “a mí realmente lo que me gusta es empezar cosas desde cero, pero, he intentado por ahí 12 veces hacer emprendimientos y van saliendo, y uno se va dando cuenta por las circunstancias, que en qué puede seguir y en que no”.
“En el emprendimiento, como lo muestra la naturaleza, hay que tener paciencia”, señaló, “pero a veces son muy acelerados”, anotó.
Emprendimiento vs. rebusque
El emprendimiento y el rebusque no es lo mismo, pero “de un rebusque y una necesidad pueden surgir grandes emprendimientos. A veces ese sentido de urgencia es muy fuerte, porque uno tiene que cubrir los gastos de la casa, hay una necesidad, y siempre me pregunto si los emprendedores están ahí o se crean…”.
En este punto hay por lo menos dos caminos, “crear emprendimientos de la necesidad o desde la ‘abundancia’. Yo he estado en ambos, creando cosas y lo que me ha quedado claro, en diferentes circunstancias es que el tigre lleno no caza, hay que tener algo que lo haga a uno avanzar”.
La importancia de la generación de riqueza, impactar positivamente el entorno y vencer el egoísmo, es otro de los puntos que expondrá ante los presentes durante el evento.
La del mejor ajiaco
‘Mamá Luz’ es otra de las invitadas especiales al Héroes Fest, donde hará una puesta en escena de su delicioso menú del pacífico colombiano, donde empleará pescado y camarones.
Desde niña llegó a Bogotá y luego comenzó a preparar comidas típicas del Caribe colombiano en un claro ejemplo de que nadie es profeta en su propia tierra, así lo ha percibido Luz Dari Cogollo, o ‘mamá Luz’. “Yo vine a Bogotá a hacer lo que no hice en el Caribe”.
Su emprendimiento nació de la necesidad y caminando la calle, mientras que ahora cuenta con varios restaurantes y emplea directamente a más de 30 personas. Tuvo como punto de partida la plaza de mercado, La Concordia donde comenzó a ser identificada como ‘mamá Luz’ por parte de los estudiantes. Pero luego de que se viera obligada a retirarse del lugar porque lo iban a intervenir, se trasladó a la Plaza la Perseverancia donde tuvo que empezar de nuevo, otra vez.
“Me fui de la plaza sin nada. Fui a emplearme y volver a iniciar nuevamente”. Estando allí “me presento al concurso del menor ajiaco con más de 3.800 participantes, el cual me lo gané, no voy con mi nombre, no voy con el nombre del restaurante, sino con el nombre de la Plaza la Perseverancia”. Esa sopa “me dio alas para seguir volando, porque a veces uno dice ‘no quiero seguir más, esto no es lo mío’”.
Para ‘mamá Luz’, cocinar es la manera en la que “demuestra amor”.
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