Germán Palomo García
El Departamento Nacional de Planeación (DNP) reveló la semana pasada que 12% de los proyectos que se realizan en el país con recursos de regalías se encuentran en estado crítico. En total, 382 proyectos con una inversión por $3,3 billones, tienen dificultades. El Huila es el triste líder de esta clasificación en cuanto a la región Centro sur con inversiones enredadas por 136.247 millones. En todo el país, las obras cuestionadas son 16% de los 24 billones aportados por las regalías y el 65% lo está por fallas técnicas estructurales y retrasos injustificados lo que equivale a decir que son proyectos mal elaborados. ¿Cómo los aprobaron, entonces? Esta lamentable radiografía expresa el fracaso del SGR, Sistema General de Regalías, que desde 2012 sustituyó al Régimen de Regalías que distribuía esta compensación solamente a los entes territoriales petroleros y a municipios portuarios. En la primera etapa de este gobierno, se acuñó la frase de “regar la mermelada en toda la tostada” que fue interpretada, en la práctica, como la oportunidad de que todos participaran de su distribución incrementando la corrupción que se pretendía erradicar a juzgar por el ambiente creado a los departamentos y municipios beneficiarios de estarse robando las regalías, cuando no malgastándolas, lo que lamentablemente resultó cierto en muchos casos. Pensando bien, es decir, haciendo abstracción de la corrupción, se ha incurrido en alta ineficiencia e ineficacia al aprobar proyectos de toda clase que han servido para que el gobierno central sustituya sus compromisos por regalías y no realice ningún esfuerzo por transferir inversión a las regiones ni controlar sus gastos. Caso patético el de usar regalías para vías terciarias en lugar de destinarlas para lo que era: Ciencia y Tecnología con el cuento de que sobra plata cuando su no uso se debe a la burocracia creada por los OCAD´s. La corrupción encontró terreno abonado y el ejemplo más claro es el de Córdoba, departamento en el que se robaron regalías para salud además de las enviadas para infraestructura y hasta con muerto a bordo y cartel propio orquestado, según la fiscalía, por el propio gobernador Lyons. No sorprende que el Huila aparezca liderando un escalafón cuando aquí no se ha querido poner en marcha la CRECI a la que citan solo cuando se necesita su visto bueno para llevar proyectos a las OCAD´s pero nunca para definir impactos de tales proyectos. Somos un reflejo del país desafortunadamente.