Escrito por: David Andrés Sánchez Bogotá – Jefe de Crédito y Cartera Universidad del Rosario
Con el plazo cumplido para la realización de la asamblea de accionistas, espacio en el que la administración presenta los resultados obtenidos durante la última vigencia, se ha hecho evidente el deterioro en los balances financieros de las compañías. Previamente, se había indicado que el sector financiero estaba afectado como consecuencia de una menor calidad de la cartera; ahora esta misma situación se ha vuelto notoria en otros sectores de la economía, entre los cuales resalta el manufacturero, el cual viene a la baja con cifras negativas en sus indicadores de crecimiento y generación de empleo.
El sector empresarial en general viene pidiendo a gritos una voz de ayuda que le permita tomar un respiro en momentos de turbulencias financieras. Las MiPymes, principalmente, han sido las más afectadas por las condiciones adversas que se sienten en el ámbito empresarial, al tener una mayor exposición a eventos críticos como la inflación desbordada, altas tasas de financiación que limitan el acceso a liquidez y una reforma tributaria que ha encarecido los costos de producción. A lo anterior, se suma la incertidumbre frente a las reformas laboral y la posibilidad de una nueva reforma tributaria que, aunque según el Gobierno solo afectaría a personas naturales, ante las condiciones fiscales se tendrían las condiciones para buscar aumentar el recaudo tributario.
Una muestra de lo que está ocurriendo con el debilitamiento del tejido empresarial es lo que viene sucediendo con la plataforma de crowdfunding A2censo, la cual es propiedad de la Bolsa de Valores de Colombia, en donde se ha indicado que cerca del 15% de las campañas de financiación iniciadas por MiPymes se encuentran en mora con sus obligaciones. Así también, se suma la quiebra de empresas reconocidas como Muebles y Accesorios, Colchones Paraíso y Encajes S.A. Entre las razones, el impacto del ciclo económico que no ha permitido la consecución de los ingresos esperados con las inversiones realizadas y dificultades para la consecución de caja.
El Estado debe dejar de ver al sector empresarial como su enemigo al cual se le endilgan responsabilidades de las brechas sociales en el país. Debe procurar un mejor acercamiento con las empresas de todos los tamaños, pues son sus mejores aliados, sustentado en la analítica que, si los agentes de la economía crecen en sus ingresos, generan utilidades; financieramente, la Hacienda Pública tendrá impactos positivos, pues recibirá mayores ingresos originados del compendio de ingresos tributarios, y se generará empleo disminuyendo las necesidades de apoyo social.
Así las cosas, un fortalecimiento del tejido empresarial mediante la implementación de un plan de reactivación económica, acompañado de una reducción mucho más acelerada de las tasas de interés y mejoras en la ejecución presupuestal de los diferentes programas gubernamentales, se podrán generar las condiciones para darle un nuevo impulso al tejido empresarial. Seguramente habrá cosas que corregir y ajustar en pro del bienestar general, y que mejor momento para construir en equipo con los gremios y buscar esa anhelada convergencia nacional.