La Nación
Del flujo artificial 1 16 septiembre, 2024
COLUMNISTAS OPINIÓN

Del flujo artificial

¡Sí señor Aristóteles! En el flujo artificial de la existencia, sí se puede ser y no ser al mismo tiempo y bajo el mismo aspecto. Ser máscara y cara sobre el mismo rostro. Mirarse en el espejo y ser al mismo tiempo la imagen mirada. Practicar la doble moral del yo público y el yo privado. Ser, por momentos, el bondadoso Jekyll y, por momentos, el horroroso Hide.

Lo impone la moral inmoral del relato liberal. Pregona libertad para institucionalizar nuevas esclavitudes, el orden para gobernar en el desorden, la fraternidad para triunfar en la voracidad, la igualdad para perpetuarse en la desigualdad. Libera al trabajador para esclavizarlo al mejor postor del mercado, al empresario para encadenar empleados. Fomenta guerras en nombre de la paz. Construye personajes compasivos en público y crueles en privado quienes sonríen en la luz para morder en las sombras.

Sus políticos son y no son al mismo tiempo. Brillan con discursos de oscuros contenidos. Endulzan palabras con amargos sabores. Pregonan pulcras democracias de infectas ejecuciones. Validan como sanos los votos carcomidos por úlceras estomacales. Institucionalizan verdades atiborradas de mentiras. Ferian mercancías devaluadas por mendrugos de panes ensangrentados. En verdad, libertad para potentados y dictadura para miserables.

No menos honorable, el destino de la mujer. La liberaron del yugo conservador para ponerle la cincha liberal. La rescataron del brutal terrateniente, del feroz marido, para ponerla en garras de patrones, de jefes, de poderosos capitales. Le cambiaron de verdugo. Le rumiaron el estatus de madre, su producción natural, para esposarla en su producción mercantil, su condición artificial. La desplomaron del infierno premoderno al moderno infierno liberal. La independizaron de la casa, la cocina, para encarcelarla en la fábrica, en la oficina, en el nuevo estadio de esclavitud. Le cambiaron la sala de prisión.

Al ser humano lo convirtieron en ser humano y mercancía al mismo tiempo, en honorable artículo muy barato. De natural lo transformaron en artefacto de producción, mercancía en crisis por los excesos de robots, de inteligencia artificial. Su importante mano de obra, cada vez menos importante. Cada vez más, manos femeninas, manos masculinas, sirven menos para el gran capital. La tecnología del mercado las hace irrelevantes según Yuval Harari. Ya no servirán para nada, ni siquiera para la explotación.

¡Señor Aristóteles!, hoy no es cierta su afirmación: “No se puede ser y no ser algo al mismo tiempo y bajo el mismo aspecto”. En nuestro mundo de artificios, el relato liberal desprestigió su bondadosa teoría. Hoy sí se puede ser cara y máscara sobre el mismo rostro. Y de tantas máscaras, nos estamos borrando el rostro.