Esta semana, el DANE reveló cifras alarmantes sobre el descenso de la natalidad en Colombia. Entre enero y octubre de 2024 se registraron 371.777 nacimientos, un 14,4% menos que los 434.253 nacidos vivos en el mismo periodo del año anterior.
La disminución en la tasa de natalidad se relaciona con la transformación en las dinámicas sociales y económicas de los jóvenes, quienes priorizan sus proyectos individuales -mejores ingresos, viajes, tecnología, tener mascotas-, sobre el compromiso de conformar una familia y criar hijos. Esta tendencia refleja los cambios en las aspiraciones de las generaciones actuales y, principalmente, la emancipación de la mujer.
Esta nueva realidad que afronta el país, impacta directamente sobre la estructura poblacional, la fuerza laboral y el sostenimiento de los sistemas de salud y pensional. Si esta dinámica continúa, en pocos años no habrá suficientes trabajadores para sostener la economía, ni los recursos necesarios para financiar las necesidades en un contexto de población envejecida.
El escenario ideal para Colombia, sería alcanzar la tasa de reemplazo poblacional calculada en 2,1 hijos por mujer en edad fértil. Esto permitiría mantener el número de habitantes sin un crecimiento descontrolado ni una disminución drástica, asegurando el equilibrio entre generaciones y un sistema económico sostenible.
Para contrarrestar esta problemática, es urgente que el Gobierno implemente políticas que incentiven la conservación de la tasa de natalidad. Entre las medidas posibles están los alivios tributarios, programas de apoyo económico para las familias y el mejoramiento en el acceso a servicios básicos como educación, salud y empleo de calidad.
De no tomar acciones correctivas, Colombia podría enfrentar el mismo contexto que países desarrollados, donde se ha recurrido a incentivar la inmigración de mano de obra calificada para mantener la generación de riqueza y garantizar la estabilidad económica. La decisión debe tomarse ahora, antes de que el desequilibrio demográfico se convierta en una barrera insalvable para el desarrollo del país.