Un nuevo caso de presunto acoso sexual ocurrió en la Alcaldía de Neiva, esta vez en una oficina adscrita a la Secretaría de Paz. La denunciante es Luz Elena Zapata, quien, para la época de los hechos, trabajó como guardia de seguridad en el Centro Regional de Unidad de Víctimas. “En el baño, él entró hasta el lavamanos e intentó darme un beso”, contó la víctima a LA NACIÓN.
María Alejandra Ruiz Mallungo
@amperiodista
Luz Elena Zapata es una mujer con gran carácter, voz altiva y considera que son muy pocas las cosas a las que les teme, tiene 41 años de edad y se desempeña como guardia de seguridad, sin embargo, su dignidad y calidad de vida se vio amenazada, hace unos meses debido a un presunto caso de acoso sexual, del que fue víctima, y lo califica como un “hecho vergonzoso” que vivió mientras trabajaba en el Unidad de Víctimas, bajo la coordinación de la Secretaría de Paz y Derechos Humanos de la Alcaldía de Neiva.
“Aproximadamente hace cuatro meses viví una situación muy vergonzosa en la Unidad de Víctimas, donde estaba prestando servicio desde la empresa donde laboro, es una empresa de seguridad llamada Puma, ellos me contratan y yo me voy a prestar el servicio…cuando llevaba aproximadamente una semana, me encontré con una situación muy difícil”, relató Luz Elena.
“Regáleme una foto”
Según la denuncia hecha por Luz Elena, fueron tres las ocasiones en la que se sintió asediada y presionada por Vidal Augusto Mariaca Ramírez, quien desempeña sus funciones en el lugar, como recepcionista.
“Me fui al auditorio a apagar unos aires (acondicionados), cuando de pronto voy saliendo y entra un chico que yo nunca había visto, no lo conocía, es un funcionario de la alcaldía de nombre Vidal. Él se me atraviesa en la puerta y me impide la salida, entonces yo digo, -me das permiso, por favor-; nadie nunca nos había presentado, no teníamos confianza y entonces él me dice, -pero venga un momentico, regálame una foto entonces- yo le digo cómo así que una foto y me dice tomémonos una foto, yo la quiero guardar (como) recuerdo- yo le dije – déjeme pasar porque necesito ir a mi puesto – entonces él me dijo – pero venga un momentico o ¿me tiene miedo?”, dijo Luz Elena.
En ese primer asedio, ella logró evadir las pretensiones del señor Vidal Augusto, fingiendo que “no le tenía miedo”, pero confiesa que realmente sintió mucha incomodidad. “Así tú seas alta y seas impetuosa, porque yo me considero una mujer de carácter, en ese momento te vuelves pequeñita, en ese momento te vuelves chiquitica”, dijo.
“Entró al baño”
Pasaron dos días, luego del primer hostigamiento, por parte de Vidal Augusto, cuando en un momento en que Luz Elena se encontraba lavando unas conchas de caracoles para llevarle a su hija, en la parte del lavamanos del baño, este se acercó, invadiendo así el espacio personal de la mujer e intentó besarla sin su consentimiento, según narra la víctima.
“La segunda vez fue a los dos días, un jueves y entonces fue peor porque fue en el baño…Él entró hasta el lavamanos y se me pone el frente e intentó darme un beso, esa fue la primera vez que intentó darme un beso. Entonces yo me agaché bastante y le dije Vidal, hazme el favor y no hagas eso, porque, yo no te voy a dar un beso, ese día me sentí más acosada, porque me dijo: Me tiene miedo, dígame la verdad, si me tiene miedo; y se abalanzaba sobre mí. Yo sentía nervios, yo decía Dios no quiera, le tengo que dar un golpe (o) él aquí me termina de matar en el baño porque se han visto casos”, narró la guarda de seguridad.
“Ya basta”
Para esta tercera oportunidad, en la que este funcionario, volvió al parecer a acosar a Luz Elena, se había intensificado más sus propósitos. “…Otra particularidad en él, era que yo estaba en la puerta de la recepción y él era míreme y míreme de arriba abajo, todo el santo día”, mencionó Luz Elena.
“La tercera (ocasión) fue también a la siguiente semana en el mismo auditorio… entró hasta allá, intentó besarme nuevamente y entonces yo le dije – ¡ya basta Vidal, respétame qué te pasa!, entonces me dijo -yo sé que tú me tienes miedo, qué te cuesta un beso nada más- Yo le dije -ni me gustas ni te voy a dar un beso, yo no estoy buscando un novio, y si lo estuviera buscando, tú no me gustas”.
“Ve la vulnerabilidad”
En medio de sus hostigamientos, Luz Elena había descubierto un patrón en la conducta del sujeto, pues este siempre se quedaba después de terminada su hora laboral, para así buscar el momento propicio para acercarse de manera casi abusiva a ella, especialmente donde no hubiera gente.
“De pronto por la vulnerabilidad, que él veía en mí, porque yo siento que es eso, él veía que yo estaba sola, tengo una niña, y un hijo con una discapacidad y él lo sabía, entonces él diría; esta necesita del trabajo, entonces me molestaba más”, dijo Luz Elena.
“Acoso laboral y otros…”
Esta denuncia, fue puesta en conocimiento por parte de la mujer, ante la Oficina de Asuntos Disciplinarios de la ciudad de Neiva, direccionada por Juan Pablo Perdomo, pues se trata de una falta por parte de un servidor público.
Aunque lo expuesto, cumple con las características propias de un acoso sexual, tal como lo expone la Agencia de la ONU para Los Refugiados, Acnur: “El acoso y el hostigamiento sexuales son conductas de naturaleza sexual que incomodan, molestan o humillan a una persona, o bien que podrían hacerlo. Pueden darse dentro o fuera del lugar y del horario de trabajo…”, desde dicha oficina, el caso fue tratado como “acoso laboral y otros hostigamientos en el marco de relaciones de trabajo”, dejando en el aíre la magnitud de la denuncia de cuatro hojas, escrita a mano y adjunta a ese mismo oficio, que hizo llegar, Luz Elena al despacho.
Desde la Secretaría de Paz, el secretario Jorge Enrique Lozano, manifestó que en “este tema (la denuncia) no se metía, porque toda la gestión la realiza Talento Humano y Secretaría General de Neiva, porque son los que manejan el personal de la Alcaldía de Neiva”. LA NACIÓN buscó al secretario General, Raúl Eduardo Mosquera, para conocer su versión de los hechos, sin embargo, no fue posible una entrevista ni vía telefónica, ni presencial.