Los evidentes problemas políticos del Polo Democrático Alternativo, a raíz de la salida de Gustavo Petro de este partido, los fenómenos de corrupción agenciados por la familia Moreno Eduardo Gutiérrez Arias Los evidentes problemas políticos del Polo Democrático Alternativo, a raíz de la salida de Gustavo Petro de este partido, los fenómenos de corrupción agenciados por la familia Moreno en la administración del Distrito Capital, los malos resultados en las elecciones regionales del pasado 30 de octubre y la expulsión de cuatro senadores que tenían decidido vincularse el Movimiento Progresistas del hoy alcalde de Bogotá, han llevado a que algunos comentaristas políticos de la prensa hablen del fin de la izquierda en Colombia.. En el pasado ya varias veces se había decreto este fin por pensadores de la derecha del país, como cuando se extinguió la Unión Nacional de Oposición, o cuando se exterminó a punta de bala la dirigencia de la Unión Patriótica y más recientemente con motivo del declive de la Alianza Democrática M-19. En todas estas ocasiones la izquierda resurgió con más fuerza, así no haya logrado hasta la fecha convertirse en gobierno nacional, como si ha podido hacerlo en la mayoría de países latinoamericanos. Y es bueno decir que estos gobiernos de izquierda le han traído a Suramérica un avance significativo en su desarrollo económico, en la superación de la pobreza, en el mejoramiento de la equidad social y en la conquista de su soberanía nacional, hasta el punto de que hoy se habla del pronto ingreso de países como Brasil, Chile y Argentina al selecto club del primer mundo. En Colombia la izquierda ha tenido dificultades para consolidarse como partido político y alcanzar el poder primero por no haber roto radicalmente sus nexos con una guerrilla anacrónica, rechazada por la inmensa mayoría de los colombianos por el uso del secuestro como medio de financiamiento y de acción política, por sus nexos con el narcotráfico, por los ataques a la población civil y el desprecio por las normas del derecho internacional humanitario y en segundo lugar por el dogmatismo y la herencia de estalinismo que siempre ha alimentado la mayoría de sus agrupamientos que los ha llevado al aislamiento y al divisionismo. Hoy la izquierda no se encuentra representada solamente por el Polo Democrático. Este ha quedado reducido al ala estalinista y dogmática cuyas mejores expresiones son el Moir y el Partido Comunista. La izquierda moderna y pluralista que ha renunciado a una revolución para imponer el estatismo y el hegemonismo político, se halla vinculada a diversos movimientos independientes como el Progresismo liderado por Petro, un sector del Partido Verde, el Centro Independiente de Angelino Garzón, la Alianza Social Independiente (ASI) e incluso un sector del Partido Liberal. Todos ellos están apoyando la ley de restitución de tierras y quieren una reforma agraria que resuelva el eterno problema rural colombiano, defienden la ley de víctimas, proponen una paz negociada que dé término al conflicto armado del país, buscan la descentralización política, administrativa y fiscal de regiones, departamentos, provincias y municipios, fortaleciendo su autonomía en materia de desarrollo tal como lo propone la constitución pero que no ha sido reglamentado por la ley, defienden las minorías raciales, religiosas, políticas y de género. Son defensores a ultranza del medio ambiente y del laicicismo del estado, quieren el desarme de la sociedad civil y procuran una ley antimonopolios que límite los excesos del gran capital y especialmente la especulación del capital financiero. Si esta izquierda es capaz de coaligarse en una alianza o movimiento político para impulsar una auténtica democracia pluralista en Colombia, podría dar la sorpresa en las elecciones presidenciales del 2014.