La diabetes, una enfermedad cada vez más frecuente al nivel mundial por factores como el sobrepeso y obesidad, no sólo genera altos costos en materia de tratamientos para controlarla
La diabetes, una enfermedad cada vez más frecuente al nivel mundial por factores como el sobrepeso y obesidad, no sólo genera altos costos en materia de tratamientos para controlarla, sino que también ocasiona altos impactos sociales en la vida de una persona que la padece. En el Huila, 7.200 personas han sido diagnosticadas y se estima que el doble desconoce que la tiene. UNIDAD INVESTIGATIVA LA NACIÓN, NEIVA Muchos desconocen que la padecen pues en una enfermedad asintomática, es decir, que los síntomas sólo se manifiestan cuando empieza a ocasionar daños en las arterias y los riñones. Según cifras de la Organización Mundial de la Salud, para el año 2025 más de 400 millones de personas padecerán la enfermedad.
En Colombia se estima que el 7 por ciento de la población padece diabetes (1.200.000 personas), y la mitad de ellos desconoce que la tiene. De acuerdo con la Secretaría de Salud Departamental, en el Huila 7.200 personas han sido diagnosticadas con la enfermedad. Durante el 2012 se reportaron 599 casos. Neiva fue el municipio de mayor incidencia de la enfermedad con 247 casos. Algunos especialistas consideran que la presencia de la enfermedad en la población huilense tienda a crecer no sólo en personas mayores de 40 años de edad. Según la Encuesta Nacional Nutricional adelantada por el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, 18,7 por ciento de los niños y niñas menores de cinco años presenta obesidad; el 18,6 por ciento de la población de cinco a 17 años exceso de peso, y 58,8 % de la población entre 18 y 64 años exceso de peso, factores que representan un alto riesgo para generar enfermedades crónicas no transmisibles como la diabetes. Un mal de altos costos sociales La diabetes llegó inesperadamente a la casa de Francisco (su nombre real ha sido modificado) y se manifestó donde menos imaginaba. Su hijo de seis años de edad es desde hace un año un paciente con diabetes tipo 1, propia de las personas con bajos niveles de azúcar en la sangre (hipoglicemia). “Descubrimos que el niño era diabético en la clínica, por un examen que le toman a él. ¿Por qué se va a la clínica? Porque hubo una semana en la que pedía mucho líquido todo el tiempo, y empezó a orinar constantemente, incluso en la cama, algo que nunca hacía. La glucosa no sale en la orina, a menos que la persona sea diabética, y pues lamentablemente eso arrojó el resultado del examen”, explica. Francisco asegura que desde entonces la vida de su hijo y la de su familia cambió radicalmente, pues su niño ya no juega al mismo ritmo de los otros pequeños de su edad, no puede tomar gaseosa como antes solía hacerlo y tampoco puede ingerir dulces como cualquier niño sano. “Mi esposa tuvo que renunciar al trabajo. Es difícil para un niño adaptarse a no tomar gaseosa o cualquier cosa en el momento en que le de hambre; no se puede dejar a cargo de cualquier persona por lo riguroso que se debe ser en el cuidado del niño y eso nos obliga a que seamos nosotros como padres los que estemos pendientes todo el tiempo de él”, dice el afectado padre. Una vida distinta Según Francisco, la vida de su familia sufrió un giro de 180 grados. Él y su esposa se han tenido que convertir en la sombra de su hijo, debido a que permanentemente deben estar pendientes de aplicarle insulina, y medirle los niveles de glicemia antes y después de cada comida. “Debemos estar pendientes de los niveles de glicemia, con un chuzón en el dedo siete veces al día. Lo hacemos cuando el niño se levanta, dos horas después del desayuno, media hora antes del almuerzo, dos horas después del almuerzo, antes de la cena, dos horas después de la cena y una toma que se hace entre las 3:00 y 4:00 a.m., porque esa es la hora pico y si no se está vigilante la persona puede fallecer”, asegura. Francisco agrega que además de los cambios en la vida de su familia, la enfermedad ha generado serios impactos en su bolsillo. Su hijo debe ingerir alimentos cada tres horas, todos bajos en grasas y azúcar, productos que se encuentran con facilidad en el mercado pero a precios muy superiores. Él afirma que gasta en promedio 40.000 pesos por semana, sólo en parte de la dieta alimenticia de su hijo, situación que hace difícil la práctica de hábitos de vida saludable para pacientes con bajos recursos. “El azúcar que debe consumir una persona con diabetes es costosa. 200 gramos cuestan 10.000 pesos y dura máximo 10 días, mientras que en un supermercado una bolsa de azúcar normal de siete libras no supera los 8.000 pesos”. “Una persona del común calma el hambre con un banano, que consigue en 200 pesos. ¿Qué come el niño? Una manzana pero debe ser de las amarillas porque la roja y la verde tienen mucha glucosa. Ahí ya hay otro problema porque entre el banano y la manzana existe una diferencia de más de 600 pesos”, puntualiza Francisco. De altos costos A lo anterior se suman los altos costos de los medicamentos y tratamientos que requiere un paciente con diabetes para llevar una vida normal. De acuerdo con el doctor Juan Pablo Camacho, director de la Fundación Surcolombiana de Diabetes y Corazón, ese tipo de costos varía según el estado de la enfermedad y las afectaciones que haya generado en el paciente. “Los tratamientos para pacientes con diabetes resultan costosos, pese a que son relativamente accesibles. Un solo medicamento cuesta entre 100.000 y 150.000 pesos mes. Si la enfermedad se encuentra en un estado avanzado y ya hay compromiso circulatorio de miembros inferiores, hipertensión arterial, disfunción renal, se requiere un manejo integral de la enfermedad a través de varios medicamentos que pueden oscilar entre 800.000 y un millón de pesos mensuales”, explica el especialista. ¿Una vida normal? Francisco asegura que además de los cuidados alimenticios, para que una persona con diabetes pueda convivir con la enfermedad es fundamental que él, su familia y las personas que lo rodean se eduquen en hábitos de vida saludables. “En el colegio se ha educado a las profesoras. En el salón hay un equipo compuesto por un glucómetro, una ampolla de glucagón que se le debe inyectar en caso de que se desmaye y no le puedan hacer ingerir algo de azúcar, un refrigerio en reserva de urgencias porque cuando entra en crisis se le debe suministrar un dulce, y los teléfonos de nosotros los padres para que nos informen de cualquier emergencia” “El niño puede hacer ejercicio, pero no al nivel competitivo, porque si se exige demasiado puede hacer una hipoglicemia que es lo más peligroso de la diabetes, pero eso no significa que él no pueda hacer de todo. El tema está en la educación”, explica Francisco. Caly Monteverdi, ciudadano argentino radicado en Neiva hace cinco meses y que padece diabetes tipo 1 hace 26 años, afirma que lleva una vida normal gracias a que entendió que el gran secreto para controlar la enfermedad radica precisamente en la educación. “El éxito para el control de la enfermedad no está sólo en la medicación sino en la educación diabetológica del paciente, la cual pone al mismo como actor principal de su propia enfermedad. El auto monitoreo diario, la adecuada dieta y el ejercicio son partes fundamentales en el manejo de una enfermedad que no se trata únicamente de pastillas e inyecciones de insulina”, explica Monteverdi. Educación, aspecto clave De acuerdo con el especialista Juan Pablo Camacho, la detección temprana de la enfermedad y la educación son factores fundamentales no sólo para que el paciente con diabetes lleve una vida sana sino también para evitar que la enfermedad llegue a un estado avanzado, pues afirma que entre el 20 y 30 por ciento de las personas con diabetes sufren amputación de alguna de sus extremidades. “Lo que se debe hacer es educación temprana para que haya menor compromiso de las arterias. El trabajo se debe hacer desde el primer momento en que se detecta la elevación de los niveles de glicemia o azúcar. Entre más temprano se trate la enfermedad, mayor es la posibilidad de que el paciente vuelva a la normalidad, pese a que no hay una cura establecida para la diabetes”, asegura el doctor Camacho. El especialista afirma que en materia de nutrición, nuestra población tiende a una alimentación rica en calorías, algo que resulta de la tendencia de vender productos a precios bajos que aceleran el consumo de alimentos como comidas rápidas y bebidas gaseosas. “Ejemplo de ello es una gaseosa personal, cuando nació era de 250 mililitros y ahora se consigue hasta de 600 mililitros casi que por el mismo precio. Pasa lo mismo con la promociones del dos por uno. Eso hace que la población tienda a consumir mucho más comidas altas en calorías como pizzas”, afirma Camacho. Luis Felipe Cárdenas, médico internista, afirma que pese a que la educación es fundamental para un paciente con diabetes, el sistema de salud pública del país no permite que se pueda cumplir de manera ideal ese trabajo. “El sistema de salud no permite este tipo de educación porque en los 20 minutos que tiene el médico para la consulta alcanza para dirigir cuatro palabras al paciente. No hay programas que incidan realmente en la educación de enfermedades crónicas como la diabetes. Es importante que el paciente vaya acompañado a la consulta, que le haga las preguntas pertinentes al médico. El grupo familiar es fundamental en los hábitos de vida saludables del paciente”, afirma el galeno. Aunque las autoridades de salud vienen implementando programas de promoción y prevención para disminuir la incidencia de la diabetes en la población, dicha enfermedad es cada vez más común por los malos hábitos alimenticios, panorama que preocupa en el Huila si se tiene en cuenta que 37, 3 por ciento de los huilenses entre cero y 17 años de edad presenta sobrepeso y obesidad, principales causas de la enfermedad. Algunas recomendaciones ü Hacer ejercicio 30 minutos al día. Es indispensable que el paciente haga parte de un programa de rendimiento, acompañado de un entrenador, que le ponga metas que se aumentarán gradualmente. Participar en competencias o actividades físicas de alta exigencia es contraproducente, porque aumenta el riesgo cardio vascular y por ende las probabilidades de un infarto. ü Disminuir el consumo de carbohidratos a una sola porción por comida, porque generan alto contenido de glucosa. Es común para un huilense encontrar en su almuerzo varios carbohidratos: arroz, papa, yuca, plátano. ü Es clave que un paciente con diabetes no fume cigarrillo. Los pacientes que fumen aumentan aún más la resistencia a la acción de la insulina. En cuanto al alcohol, se pueden ingerir máximo 30 gramos al día que equivalen a una cerveza, pero lo ideal es no consumir alcohol. ü Revisar permanentemente los pies, estar vigilantes a la aparición de cualquier úlcera en la parte de la planta; revisar la piel cuando se presenta resequedad. Se trata de hacer un cuidado exhaustivo, como si el paciente volviera a la niñez. ü Las uñas deben cortarse de una manera adecuada para evitar lesiones porque este es uno de los principales focos de infecciones que a la larga pueden ocasionar las amputaciones. ü Es indispensable que la familia haga parte del tratamiento, porque nada se logra con adelantar un tratamiento adecuado pero la familia no apoya el cuidado del paciente a través del consumo de alimentos que no son adecuados para la persona con diabetes. ü En nuestro contexto la tendencia es a ser confiados y a exagerar la ingesta de alimentos, por eso recomienda hacer chequeos para medir niveles de glicemia, colesterol, triglicéridos, pruebas de función renal y hepáticas una vez al año. Concepto de diabetes y sus complicaciones De acuerdo con el especialista Juan Pablo Camacho, “la diabetes es un síndrome, que implica una resistencia para la acción de la hormona insulina, que no actúa en forma adecuada y eso genera la elevación de azúcar o la glucosa en la sangre, lo que permite que el colesterol produzca efectos dañinos en las arterias, principalmente en el corazón, el cerebro, las piernas; hasta causa disfunción sexual en los hombres. Por eso la persona con diabetes es dos o cuatro veces más propensa a sufrir eventos cardiacos y cerebro vasculares. Se habla de un síndrome porque genera múltiples afectaciones como daños en la retina, y por eso la diabetes es la segunda causa en el mundo de ceguera. Produce además lesiones en el riñón y por ende insuficiencia, sometiendo a los pacientes al manejo de diálisis. Desafortunadamente la mayoría de pacientes consultan al médico o al especialista cuando hay síntomas francos como fallas en la circulación o disfunción del riñón, entonces no hay consciencia en materia de prevención a través de los chequeos médicos, que se recomienda sean practicados una vez al año, para que haya una detección temprana, hacer las correcciones a que haya lugar para disminuir complicaciones en la salud”. Fotos/La Nación