En el olvido están algunos de los osarios, recipientes que tienen como finalidad reunir y guardar huesos u otros vestigios humanos, de la parroquia San Vicente de Paúl, en el barrio ‘Diego de Ospina’ más conocido como Quebraditas. Las 320 lápidas se han ido oxidando y desmoronando, ante el abandono de muchos de los familiares de restos que en vida llegaron a ser amados.
Desde los años 80 esta parroquia, que lleva el nombre en honor al santo sacerdote de la caridad San Vicente de Paúl, ha estado prestando el servicio de osarios dentro de de las instalaciones, debido a la gran demanda que en aquel tiempo había por parte de los feligreses, esos mismos que lloraron a sus seres queridos ante sus partidas y de quienes hoy en día no queda ni el registro del titular de la osamenta.
Esta situación se ha vuelto compleja para el párroco Jhon Fredy Obando Mejía, quien se ha tomado la tarea de comenzar a buscar a cada uno de los dolientes de estos difuntos, con el fin de hacerlos partícipes de las diferentes remodelaciones que se realizarán en esta locación, que hoy en día cuenta con poca iluminación, pintura desgastada y lápidas sin nombres.
“Queremos hacer de los osarios un lugar de oración, para que las familias vengan y visiten a sus seres queridos, que puedan tener un lugar donde reclinarse, donde sentarse y estar en comunicación con Dios. Es por eso que vamos a realizar las remodelaciones, por ello es muy importante para nosotros encontrar las familias de estos difuntos”, indicó el sacerdote.
El tiempo va dando cuenta de las lápidas que algún día llevaron con letras doradas el nombre del difunto, la fecha de fallecimiento y un mensaje. Sin embargo, hoy son recuerdo, se han ido desmoronando, al punto de que ya son 38 las personas fallecidas que figuran como N.N. (nombre desconocido).
“Hemos tenido dificultades con los registros de algunos familiares de las personas fallecidas, ya que algunos llevan más de 50 años y sus allegados ya no están, o se han ido de la ciudad, muchos ya no se encuentran y no tenemos forma de contactar a los hijos”, explicó el religioso.
La remodelación
Desde hace tres meses la parroquia dio inicio a las remodelaciones de los osarios, contando con los respectivos permisos para hacerlo, pero a la fecha la obra se encuentra estancada, porque pese a los diferentes llamados que ha realizado el sacerdote en las ceremonias litúrgicas, los titulares de las osamentas no se han acercado para actualizar los datos.
“Lo que haremos es cambiar los colores, para que el lugar quede con más luz, cambiar el techo, los pisos, colocaremos algunos muebles para que los familiares y amigos puedan hacer sus oraciones. Queremos que las lápidas tengan uniformidad, que todas llevan el respectivo nombre, porque en vida fueron seres queridos y no es justo que con el tiempo queden como nada”, señaló.
Según el sacerdote, además de las nuevas adecuaciones serán construidas otras 15 osamentas, pero estas tendrán un contrato de tiempo, con el fin de que no repita esta misma situación de no poder ubicar a los familiares.
“Hay personas que creen que tener el título allí o el espacio les da derecho a propiedad, pero no es así porque la propiedad es de la parroquia, no es que se haya loteado, pero estas personas tienen derecho a tener allí a sus familiares, pero también deben ser conscientes de que en todas las remodelaciones y adecuaciones nos toca a todos aportar”, indicó.
Por eso, Obando Mejía hizo una invitación a las personas que tengan restos de familiares para que se acerquen y actualicen los datos: “Si conocen de alguna persona, vecino, amigo que esté en nuestra osamenta, por favor háganle saber a los familiares para que podamos entre todos terminar estas adecuaciones y no queden algunos difuntos sin nombres”.
En obra negra permanecen las obras de la iglesia San Vicente de Paúl.
Los osarios, recipientes que guardan huesos u otros vestigios humanos, permanecen cerrados para las visitas.