Diversión en lugar de represión

Ricardo Orlando Cuéllar Soto es un patrullero de la Policía que pertenece a la Unidad de Diálogo y Mantenimiento del Orden, UNDMO, antiguo Esmad, que busca acercar a la institución policial a la comunidad. En su labor social se transforma en “Tuerquita” y junto a otros integrantes de la unidad se acercan a los sectores vulnerables, como un grupo de recreación y payasos. Esta es la historia.

Hernán Galindo

temadeldia@lanacion.com.co

El Escuadrón Móvil Antidisturbios (ESMAD) fue el nombre con el que se conoció al actual Unidad de Diálogo y Mantenimiento del Orden (UNDMO), que es una unidad de intervención de control de disturbios y multitudes de la Dirección de Seguridad Ciudadana de la Policía Nacional de Colombia, creada en 1999, cuya misión nominalmente es el control de disturbios, con el fin de restablecer el orden y la seguridad de los habitantes. Es la dependencia del Comando de Unidades Operativas Especiales integrada por personal encargado del control de disturbios, multitudes, bloqueos, acompañamiento a desalojos de espacios públicos o privados, que se presenten en zona urbana o rural del territorio nacional.

Uno de los propósitos del cambio no solo del nombre de la Unidad, es priorizar el mantenimiento del orden público, pero dentro de una dinámica que cambie la imagen de hombres rudos que se enfrentan a los manifestantes y que la población entienda que detrás de un uniforme, hay un ser humano como ellos, que tiene familia y que tiene sentimientos.

El patrullero Ricardo Orlando Cuéllar Soto, es uno de esos hombres y mujeres que en el Huila forman parte de la UNDMO, que realizan el control del orden público en momentos de disturbios o desalojos entre otros conflictos y a la par se preocupan por acercarse a esas comunidades en las que tienen que actuar.

Grupo de recreación en el que aparecen con trajes de la unidad y luego se transforman

El ser humano

Ricardo Orlando Cuéllar Soto nació en Neiva, en el sector de Las Cristalinas de la comuna Ocho, en el oriente de la capital del Huila, en donde este patrullero de 30 años, hijo menor de Orlando Cuéllar y Lilia Soto, único hombre entre cinco hermanos, ya mostraba tener liderazgo.

Su infancia no fue fácil, en medio de las dificultades y variedad de problemas para los niños, niñas y jóvenes que no encuentran muchas oportunidades. Orlando se destacó además del liderazgo por ser un gran deportista. Esto lo blindó de cierta manera y le sirvió para estudiar y avanzar en la vida.

“Me destaqué por ser un líder así fuera de baja edad, fui deportista en levantamiento de pesas, deporte que practiqué con disciplina y esto me sirvió para estudiar becado parte de la primaria y el bachillerato. Al terminar el bachillerato y cumplir la mayoría de edad, me decidí por prestar el servicio militar en la Policía Nacional”, relató.

Y agregó que para él como un chico en Las Cristalinas la convivencia no fue fácil; “la convivencia fue muy crítica pues porque cuando un chico de esta comuna, de este barrio, no quiere ser como los demás, siempre va a estar señalado, amenazado de cierta manera. Gracias a Dios salí con fortuna. Tengo todavía amistades en ese sector que reconocen el esfuerzo que hicieron mis padres, que eran vendedores ambulantes”, recordó.

Al terminar de prestar el servicio militar, surge la oportunidad de hacer carrera en la institución e ingresa al grupo de la Unidad de Diálogo y Mantenimiento del Orden en la que lleva diez años.

“Ya en la unidad, sentimos la necesidad de cambiar la imagen y acercarnos a la comunidad a través de un trabajo sicosocial y nace el grupo de recreación con el que tenemos la oportunidad de servirle a la sociedad, en las actividades psico policiales, trabajamos con fundaciones, trabajamos con niños con capacidades especiales, mujeres cabeza de familia, líderes comunitarios que nos llaman, colegios, entre otros grupos comunitarios”.

Y anotó que hacen el show o hacen la recreación y con eso le dan un pequeño respiro al conflicto en el que viven en estas comunas.

Ricardo Orlando Cuéllar lleva diez años en la unidad y el próximo mes de junio, inicia curso de ascenso como subintendente de la Policía Nacional.

Al referirse a la unidad, dijo: “estamos sufriendo una transformación para bien donde le demostramos que detrás del protector corporal hay un policial al servicio de la comunidad; que se quiten  ese estigma que tienen del protector corporal, la mal llamada armadura es mentira,  detrás hay una persona que tiene familia, es una persona que tiene hogar, que lucha por sus hijos, su futuro, su familia y ahora también estamos entrando a esos hogares donde nos necesitan porque como dice el dicho: el mejor procedimiento es el que no se hace”.

Ejemplo de Diversión en lugar de represión con hechos

“En cierta ocasión en el barrio Las Margaritas, hubo una protesta y nosotros habíamos trabajado con la presidenta del barrio, el reclamo era por falta de agua, ellos trabajaban el tema de un aljibe, salieron a bloquear, llegamos y la solución era con agua, les llevamos en las tanquetas y de esa manera no hubo necesidad de hacer uso legítimo de la fuerza; fue como ponernos en los zapatos del ciudadano y si tienen cualquier inconveniente, si la solución está en nuestras manos, ayudarles”.

“Todo esto está cambiando la percepción que tiene el ciudadano de la Policía y ante todo los niños, y el llamado a los padres de familia, es que cambien ese comentario que tienen hacia los niños cuando no les hacen caso de que van a llamar a la Policía”, aseguró.

Y añadió: “Simplemente nosotros llegamos y nos ven con el protector disfrazados de payasos y nos dicen, no sabíamos que ustedes eran eso, nosotros siempre pensamos que usted eran robots o personas sin alma a lo que les contestamos: no, no señora, acá estamos acá, nos quedamos y  siempre vamos a dar el servicio a la comunidad”.

Sobre la unidad contó además: “Somos aproximadamente 125 hombres dispuestos a atender los disturbios, como atender actividades psicopoliciales. Nos ha tocado vivir momentos difíciles como el caso de la retención de nuestros compañeros en San Vicente del Caguán, en el Caquetá, y en el estallido social”.

Continuó contando sobre la institución, que “somos Policía Nacional y el trabajo que de cierta manera se hace con el personal que viene entrando a nuestra Policía Nacional, es  enseñarles las cosas buenas,  el acercamiento a la comunidad, que sean unas personas aptas  para el servicio, que entiendan que la vida no es fácil y mucho menos para un policía, pero aun así tenemos que seguir adelante  con el mejor rostro para que la ciudadanía confíe en nosotros y siga teniendo esos votos de fe con la Policía Nacional”.

Ricardo Cuéllar es el payaso “Tuerquita”.

Otras experiencias

En otro de los relatos, Orlando Cuéllar como patrullero de la Policía Nacional, recordó cómo estando en un desalojo en el asentamiento Uribe, vieron como había muchos menores de edad y al momento de terminar con el desalojo por ordenes de las autoridades competentes, a los dos días llegaron hasta la zona, se acercaron a unos niños, se hicieron sus amigos, ya no les temieron por su apariencia.

“Esa misma semana, dos días después fuimos, les llevamos un mercado a las mamitas, estuvimos hablando con los niños. Esas son cosas de que de cierta manera a nosotros nos llena, nos llena como padres,  nos llena como policías y como seres humanos”.

Por eso, llegan a distintos sectores y comunidades bajo una programación que establece el superior jerárquico en la unidad. “Aquí además de compañeros, todos somos como una familia, las órdenes se reciben por sección, entonces, por ejemplo, el comandante de esta sección, nos dice:  muchachos vamos a hacer una actividad con habitantes de la calle, traigan ropa de ustedes, que ya no les quede, que les sobre, vamos a hacer una chocolatada, vamos a trabajar con esta fundación, entonces, todos colaboran, todos tiramos para el mismo lado”, añadió.

Sobre la convocatoria y formación para pertenecer a la UNDMO, relató que “la instrucción que reciben, dura aproximadamente tres meses, con énfasis totalmente en los tres meses de Derechos Humanos,  Derecho Internacional Humanitario,  preparación física y psicológica, claro que para entrar a este grupo también tiene que hacer como un pequeño filtro donde le hacen algunas pruebas físicas y cognitivas al personal”.

 Su nombre artístico

En la parte social que hacen con las comunidades a las que les llevan recreación y entretenimiento, el patrullero Cuéllar se transforma en el payaso “Tuerquita”, nombre que durante muchos años existió en un programa de televisión a nivel nacional.

“Mi nombre artístico, para mi es algo muy bonito; estábamos trabajando con una fundación con niños con capacidades especiales cognitivas y me preguntaron ¿usted cómo se llama payaso? yo me disfrazo, y me insisten, ¿usted cómo se llama payaso? y otro niño que se visualizaba con síndrome de Down me dice, “el payaso tuerquita”; de ahí hace cinco años que yo vengo trabajando con ese nombre artístico”.

Finalmente cuenta que “dentro del show, además de “Tuerquita” que encarna él, tienen dos personajes también con protector corporal que los pintan y uno es “Iron Man” y el otro es “Linterna Verde”. Yo los llamo los niños los abrazan, se toman fotos y se completa la actividad como tal”.

Es el lado humano de Ricardo Orlando Cuéllar Soto,  un integrante de una Unidad de la Policía Nacional, que inspiraba rechazo y temor en especial en los niños, que a través de su transformación y con el componente sicosocial, está cambiando para acercarse a las comunidades dentro de la resolución de conflictos y propendiendo por la paz.

 

La labor es acercar la UNDMO a la comunidad para que se cambie la imagen que tienen sobre su Policía Nacional.

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Camila España de la Oficina de Calidad; Jorge Luis Manchola, Coordinador de la Oficina de Referencia y Contrarreferencia; Margarita Arias, Coordinadora del Servicios de Urgencias; Juan Diego Fierro Oliveros, Gerente del Hospital Universitario Hernando Moncaleano Perdomo de Neiva; Ingrith Paola Gaitán Díaz de la Unidad Cardiovascular; y Mónica Bibiana Martínez Macías, Asesora de Acreditación.

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