Se trata de Maribel Rojas Medina y Karen Urrea Álvarez, quienes fueron acusadas por los delitos de extorsión agravada y concierto para delinquir con fines de extorsión, por la Fiscalía Tercera Gaula Especializada de Neiva.

La funcionaria del ente acusador llamó a juicio a las procesadas por ser presuntas probables de los delitos de extorsión agravada y concierto para delinquir con fines de extorsión, ante el Juzgado Segundo Penal del Circuito Especializado con Funciones de Conocimiento de Neiva.

Ante esto, ella indicó que tiene suficientes elementos materiales probatorios en su contra para demostrar cuales fueron sus rol en la banda delincuencial que extorsionaba desde la cárcel a nivel nacional. Esta banda surgió desde el año 2014, haciéndose pasar por un tío o sobrino para exigir dinero.

Modus operandi

Las mujeres tenían varios modus operandi, entre estos la llamada que hace una de las extorsionistas identificándose como sobrina de la víctima. Durante la comunicación le manifestó a su supuesto familiar que se encontraba “varada” y que requería dinero para la compra de repuestos.

En otras ocasiones, bajo la misma modalidad, el ‘sobrino’ realiza las llamadas a sus supuestos familiares y expresaba que la Policía lo tenía detenido por un accidente de tránsito en el que resultó gravemente herida una persona, debiendo recolectar una importante suma de dinero para pagarle a las autoridades y así evitar el trámite penal.

Muchas de estas extorsionistas contaban con la complicidad de delincuentes recluidos en centros penitenciarios, configurándose la extorsión carcelaria.

En otras llamadas el supuesto victimario llamaba a la víctima y le comunica que había sido capturado por portar granadas, armas de fuego y que necesitaba del apoyo monetario de la familia para evitar ser llevado ante la justicia.

Asimismo, entre sus estrategias se encontraba la de identificarse como integrantes de organizaciones armadas al margen de la ley como las Auc. En la comunicación, exigían la compra de medicamentos para combatientes que se encontraban heridos; sin embargo, tras las amenazas e intimidaciones le exigían que ante la urgencia, fuera consignado dinero a la supuesta enfermera para que esta se encargara de la compra de la medicina.

En otras ocasiones le exigían a sus víctimas recargas para equipos celulares, las que posteriormente eran utilizadas para extorsionar a otros ciudadanos y extender su actuar delincuencial a otras partes del país.

* Con información de OLE MI DIARIO.