Escrito por: David Andrés Sánchez Bogotá – Jefe de Crédito y Cartera Universidad del Rosario
Con la entrega de resultados financieros y operacionales del segundo trimestre durante el mes de julio y lo corrido de agosto, se han venido haciendo público como les fue a las empresas más importantes para la economía colombiana. Este listado, como es habitual años tras año, se encuentra liderada por la mayoritariamente estatal Ecopetrol quien por donde se le mire tiene todos los atributos para ser la cabeza empresarial del país, con ingresos por el orden de los $34 billones y utilidades por $4 billones, representando una caída cercana al 61% frente al mismo periodo en 2022.
Entre los inductores que marcaron el resultado financiero de la compañía se encuentra los efectos de menores precios del petróleo en su referencia Brent como consecuencia de una menor demanda derivado de la desaceleración económica, las mayores cargas que emergieron con la reforma tributaria y también los altos niveles de las tasas de interés que han encarecido los costos de financiación luego de los ajustes realizado por los bancos centrales para controlar la inflación que se generó finalizando 2021 y se mantuvo durante todo 2022 como consecuencia de la reactivación económica posterior a la pandemia, los choques de oferta producidos por el conflicto derivado de la invasión rusa a Ucrania y los represamientos en los principales puerto chinos.
Se evidencia que el resultado actual de Ecopetrol no es atribuible en su totalidad a las decisiones y políticas emanadas desde el Gobierno, pues nos es de olvidar la alta sensibilidad que existe del sector al contexto internacional, situación que no ha sido del todo favorable para la compañía. Lo que sí ha resultado perjudicial es la ausencia de una política en lo relacionado con el sector hidrocarburos en donde se ha dicho públicamente que no hay una intención sería de continuar explorando nuevas fuentes de petróleo y gas, apalancado en un discurso carente del tecnicismo requerido para asumir un verdadero camino a la transición energética.
Es bien sabido que ya muchos países han iniciado programas serios de sustitución del uso de hidrocarburos, por ejemplo, países como Francia e Inglaterra por mencionar algunos casos puntuales han marcado el año 2040 como el tiempo límite para sustituir el uso de vehículos a combustión por otros mecanismos más amigables con el medio ambiente. Así también, se vislumbran grandes inversiones en fuentes alternas como el hidrogeno para no depender del suministro del gas proveniente de Rusia, aprendiendo de las lecciones del actual conflicto
Con las condiciones actuales Ecopetrol de manera directa no debería asumir el rol de transición energética del país, su mismo objeto por el cual fue creada no está enfocada en el desarrollo de fuentes alternativas de energía, debe continuar haciéndose cargo en la exploración y explotación eficiente de los hidrocarburos mientras aun tengan vigencia en la economía. Se debe aprovechar los avances de empresas del sector para entablar una alianza público privada, en donde se aporten las experiencias para construir una verdadera busque de fuentes más amigables con el medio ambiente. Una empresa independiente y autonomía con aportes del gobierno y particulares que hagan este proceso sostenible y rentable desde todos los frentes para el país.
