En medio de la avalancha diaria de noticias que mueven el país, ha pasado desapercibido el relevante discurso del presidente de la República, Juan Manuel Santos en torno a los escenarios de la paz para Colombia. En medio de la avalancha diaria de noticias que mueven el país, ha pasado desapercibido el relevante discurso del presidente de la República, Juan Manuel Santos en torno a los escenarios de la paz para Colombia. Lo hizo a propósito de la presentación del libro de uno de los grandes pensadores del mundo, el profesor canadiense Adam Kahane, protagonista, entre otros, del fin del apartheid o luchas raciales en Sudáfrica al lado de Nelson Mandela. Lo que cabe destacar de esa alocución, es la concreción de lo que el mismo profesor Kahane diseñó para países en conflicto, y que en Colombia se hizo hace 15 años con diversos sectores de la sociedad, a través de cuatro escenarios posibles para el futuro nacional en los siguientes 16 años. El ejercicio se llamó “Destino Colombia”, y ha tenido cumplimiento, más profética que académicamente, en tres de esos escenarios: el primero llamado ‘Amanecerá y veremos’, invitaba a pensar en lo que ocurriría si, en vez de hacer una intervención puntual, se dejaba que los problemas del país se resolvieran por sí solos, lo cual conducía a la pérdida de autoridad del Estado, al recrudecimiento de la violencia, a la fragmentación territorial y a un dramático incremento de las condiciones de pobreza y de inequidad social. El segundo, ‘Más vale pájaro en mano’, aludía a las concesiones ofrecidas a los grupos armados con tal de iniciar un proceso inmediato de reconstrucción de la democracia y de frenar a toda costa el ciclo ascendente de muerte y de violencia. Y el tercero llamado ‘Todos a marchar’, en el que el liderazgo político acoge la demanda popular para restaurar la seguridad y asume un mandato que se caracteriza por la firmeza contra los violentos. Lo impactante, como lo hizo notar el presidente Santos, es que – desde 1997, cuando se escribieron los escenarios – se hubiera anticipado que “Las medidas de estímulo para la economía y para el sector productivo, unidas a triunfos militares, le aseguraron al presidente un segundo período, autorizado por una oportuna reforma constitucional”. En esa línea, vale destacar que el Primer Mandatario ratifica que su Gobierno se ha embarcado en un proceso evolutivo irreversible que, se espera, culmine en una transición pacífica y en una reconciliación definitiva propias del cuarto escenario, al que se ha llamado “La Unión hace la fuerza”, partiendo del empoderamiento de la sociedad civil para la resolución de sus conflictos. El ejercicio de “Destino Colombia”, que fue una especie de constituyente social y de prospectiva, olvidado en medio del maremágnum del mismo conflicto, debe reiniciarse, actualizarse y ponerse en marcha de nuevo, en aras de la esquiva paz nacional.