El Huila no es una región con abundante historia que haya impactado al conjunto del país ni contamos con protagonistas en masa de los acontecimientos nacionales. El Huila no es una región con abundante historia que haya impactado al conjunto del país ni contamos con protagonistas en masa de los acontecimientos nacionales. Apenas vamos en 107 años de vida institucional, desligados del Gran Tolima y de los amplísimos territorios demarcados desde la Conquista y la Colonia. Por ello los contados hechos, protagonistas, figuras y acciones de alto valor que hemos acumulado deberían ser conservados con mayor cuidado, atención y dándoles mucha mayor relevancia de la que han gozado y creando, en las nuevas generaciones, un efectivo sentido de pertenencia a su tierra y su insigne pasado. Lastimosamente no es así; nuestra historia regional y su respectiva memoria es fragmentaria, sesgada en varios casos, apenas reconocida en pocos textos algunos incluso extraviados, otros sobrevalorados y unos más subvalorados; no salimos del carácter provincial y casi colonial con que manejamos estos asuntos. De ahí la gravedad que reviste el anuncio del posible cierre del Museo dedicado a la memoria del más insigne de nuestros compositores, y de la élite musical del país, el médico Jorge Villamil Cordovez, localizado en el Centro de Convenciones. El Museo, que empezó a concretarse con la donación que el Maestro le hizo a la Fundación de la colección de 382 piezas museológicas, se ha nutrido de piezas donadas por la misma Fundación por la Huilensidad y particulares. Pero lastimosamente uno de sus gestores, Gabriel Calderón Molina, ha denunciado que no hay con qué sostener su funcionamiento y a la vista no se percibe apoyo ninguno ni de la Alcaldía o la Gobernación ni de ningún otro ente público o privado para ello. Justamente en el año del Cuarto Centenario de Neiva el sitio dedicado a enaltecer a uno de los tres más grandes hijos de la ciudad, al lado de José Eustasio Rivera y Misael Pastrana Borrero, viene la dolorosa noticia de su posible cierre. Pero lo más grave que podría pasar es que manifestemos indolencia, que nada hagamos para sacar adelante el lugar y, sobre todo, preservar uno de los elementos clave de la historia opita: la música autóctona nuestra, propia del aire, los ríos, la naturaleza, la gente y los paisajes que nos vieron nacer y con sus bendiciones hemos crecido. El Museo Villamil debe permanecer; He ahí una excelente oportunidad para que un bloque de entidades públicas y privadas a través de, por ejemplo, un convenio o alianza con la Fundación provean los recursos necesarios, a largo plazo, para su mantenimiento, ornato y mejoramiento, y promoverlo fuertemente a nivel nacional como uno de nuestros lugares de interés cultural, turístico e histórico. Como una de sus canciones emblemáticas, a Villamil y su Museo hay que llevarlos no sólo unidos a nuestros recuerdos.