Ha comenzado ya la puesta en marcha de la nueva estructura orgánica de la Alcaldía de Neiva, que se resume en que tendrá 3 nuevas secretarías Ha comenzado ya la puesta en marcha de la nueva estructura orgánica de la Alcaldía de Neiva, que se resume en que tendrá 3 nuevas secretarías, 6 nuevas direcciones y la nómina aumentará unos $1.100 millones anuales. No es de poca monta el cambio hecho por el alcalde Pedro Hernán Suárez, con el argumento de las nuevas responsabilidades que ha venido asumiendo el ente territorial, el crecimiento mismo de la ciudad y la proyección del Gobierno a unos veinte años adelante, considerando según el Alcalde que hace unos diez años la Administración Municipal actual terminó su vida útil. Más allá de las loables intenciones y la solidez de los argumentos para este cambio radical del gobierno local, lo que queda por ver serán los resultados, enfocados básicamente en qué tipo de ciudad tendremos en el inmediato futuro y cómo todos estos movimientos estructurales de burocracia redundarán en más y mejores servicios para los ciudadanos. Por supuesto que habrá que dar el necesario compás de espera de por lo menos un año para hacer una evaluación a fondo de las consecuencias positivas o negativas de estas modificaciones. Lo que es claro es que tendremos una nueva Alcaldía, ojalá de largo plazo en su estructura y con las bases suficientes para que el siguiente Gobierno Municipal no se embarque en similar proyecto, como ha venido ocurriendo en los últimos años sin que hayan sido soluciones para mejor la eficiencia del servicio público. En muchos casos, las restructuraciones han servido para pagar los favores políticos derivados de las campañas. Seguramente, y con toda razón, por ahora la controversia se centrará en el aumento de la nómina, que pasará de un monto anual de $1.500 millones a $2.600 millones, es decir en plata blanca $1.100 millones más para el pago de esta nueva organización, equivalentes al 73% de elevación del gasto en este rubro. Dice el Alcalde que esto incluye la incorporación a la nómina de muchas personas que están hoy como contratistas, y lo justifica en el sentido de que actualmente se está contratando personal que le cuesta al Municipio alrededor de $1.500 millones de pesos al año. Sin considerar los costos en Empresas Públicas, burocratizada y con onerosos efectos fiscales, soportado en unas exorbitantes concesiones derivadas de las convenciones laborales. Para ser sensatos, la relación costo-beneficio final no sólo debe tener en cuenta este factor sino, y primordialmente, los beneficios tangibles e intangibles sobre la ciudad y sus habitantes. Por ahora, para destacar en cuanto a algunos de los cambios anunciados, la nuevas secretarías: la de Medio Ambiente que se encargará de las funciones que venía desempeñando el Datma; la de Desarrollo Económico, creándose dentro de ella una Dirección de Turismo, que dejará de ser competencia de la Secretaría de Cultura. Acertado cambio considerando su impacto económico. Y la Secretaría de la Mujer, la Infancia y la Familia, un golpe de trasfondo social que le apunta a encargarse de asuntos que, otrora, ni siquiera hacían parte de los planes de gobierno.