Complicada situación la que enfrenta el ministro de Transporte, Miguel Peñaloza Barrientos, por cuenta de las denuncias que ha hecho en su contra el periodista Daniel Coronell Complicada situación la que enfrenta el ministro de Transporte, Miguel Peñaloza Barrientos, por cuenta de las denuncias que ha hecho en su contra el periodista Daniel Coronell en la revista Semana. El periodista ha señalado la existencia de multimillonarios negocios estatales celebrados por una compañía de la que él era socio, y hoy lo son su esposa y sus hijos, además de jugosos contratos de su propia cónyuge también con entidades públicas, todo ello mientras Peñaloza era Alto Consejero Presidencial tanto del anterior como del actual Gobierno, y ahora Ministro del Gabinete. Los grandes líderes políticos colombianos consideraban de la mayor gravedad que los negocios privados terminaran mezclándose con los actos y funciones públicas. Lo que se ve, de suyo, es que es innegable que el cargo, la dignidad y el poder que se encarna en un Ministerio, la Presidencia, el Congreso o las Altas Cortes, provocan un fuerte influjo hacia el resto de los ciudadanos, y las normas que impiden que el propio funcionario y sus parientes más cercanos tengan contratos con el Estado mientras se es titular del cargo, se fundamentan en esa influencia. Y para mayor severidad del asunto Peñaloza, ahora se deja de manifiesto que no ha sido ni sincero ni completo en sus respuestas para salirle al paso a las denuncias, y que la magnitud de los negocios de su familia con entes oficiales sobrepasan varios ceros a la derecha. Y no se trata, por supuesto, de comparar la gestión, eficiencia, capacidad y conocimientos del funcionario, que en este caso tiene de sobra para mostrar; lo que está en juego es si el cargo desempeñado ha sido el factor fundamental para que la empresa familiar, y su propio entorno privado, tengan a la fecha los multimillonarios nexos con asuntos estatales. Y para el presidente Santos, que tiene al Ministro de Transporte dentro de su más cercano círculo, es quizá el asunto más delicado, en términos de ética pública y transparencia, que debe afrontar ahora. Se ha dicho que Peñaloza renunció y que el Presidente no le aceptó la dimisión, y el mismo Ministro afirmó que tanto Santos ahora como Uribe antes sabían, y dieron visto bueno, para ejercer el cargo mientras se celebraban los negocios familiares. El límite de lo público y privado se ha vulnerado; el Ministro ya sabrá qué le toca hacer. “El límite de lo público y privado se ha vulnerado; el Ministro ya sabrá qué le toca hacer”.