Atendiendo los reclamos de los pequeños ganaderos y autoridades locales del Huila, el Gobierno Nacional revisó las exigentes condiciones Atendiendo los reclamos de los pequeños ganaderos y autoridades locales del Huila, el Gobierno Nacional revisó las exigentes condiciones técnicas y sanitarias para la operación de los mataderos locales, destinados exclusivamente al autoconsumo. Las medidas que acaba de expedir el Gobierno reversa la normatividad perentoria que se venía aplicando y que obligó el cierre de las plantas de beneficio en la mayoría de municipios y en los centros poblados rurales. Y lo hizo consciente de la inaplicabilidad de las disposiciones impuestas a la fuerza, sin examinar las condiciones reales, pero ante todo, sin aportar recursos. Este aspecto constituyó el principal obstáculo para adoptar la normatividad que implicaba grandes inversiones que los municipios no podían asumir. Y puso en tela de juicio la operación de los mataderos regionales, presentados como opciones ante el desmonte de las plantas de sacrificio. Lo claro es que la demanda de productos cárnicos local en las pequeñas poblaciones no es alta, lo que no ameritaba la construcción de grandes estructuras para el faenado de animales, situación que hace económicamente inviable cualquier proyecto individual. El 70 por ciento de las localidades del Huila sacrifican máximo cinco reses diarias (150 mensuales). Para que los mataderos sean viables, deben sacrificar un mínimo de 60 diarias (1.800 al mes) y con unas inversiones cercanas a los 3.000 millones de pesos. Ante semejante locura, el Gobierno debió reversar las medidas diseñadas desde los escritorios de los tecnócratas, sin consultar la realidad. Sin embargo, las medidas, aplicadas en tiempo y con financiación estatal, son una urgencia hacia la que tendremos que llegar para garantizar que la industria de la carne funcione con seguridad, eficiencia y rentabilidad. Y más aún, en un escenario de competitividad que se avecina con la implementación de los tratados de libre comercio. Las planta de beneficio, acorde con los estándares sanitarios y ambientales, deben contar con la infraestructura, el personal y la tecnología idónea para realizar las operaciones de sacrificio y faenado del ganado destinado al consumo doméstico de forma que se garantice la seguridad del producto (inocuidad ) y la protección del medio ambiente. Pero lo que hemos visto es que un alto porcentaje de plantas no cumplen esos postulados. El sacrificio de los animales se hace en el piso y en condiciones sanitarias cuestionables. Estas prácticas, desafortunadamente se mantienen en la mayoría de los mataderos municipales, comprometiendo el medio ambiente, la salud pública y la calidad de los productos. Los sistemas tradicionales de explotación y transformación constituyen una amenaza, bajo los actuales sistemas de producción inadecuados y sin prácticas de manejo sostenible. Para lograr la calidad requerida por el mercado es necesario ejecutar una serie de manejos técnicos a lo largo de la cadena agroalimentaria, en la producción primaria, la transformación, la distribución y el consumo. En nuestro medio, con la tecnología actual, a lo largo de la cadena agroalimentaria persisten ineficiencias y riesgos con impactos negativos en la vida de los consumidores. La permanencia de estas ineficiencias afectan también el futuro del mercado.