Sin mayores expectativas para alcanzar acuerdos vinculantes orientados a reducir las emisiones de gases contaminantes Sin mayores expectativas para alcanzar acuerdos vinculantes orientados a reducir las emisiones de gases contaminantes, avanza en Doha, la cumbre anual sobre cambio climático. La conferencia que congrega a representantes de 194 países desarrollados transcurre con bajo perfil a pesar de las graves amenazas que se ciernen sobre el planeta. Y sin la asistencia de China y Estados Unidos, los dos principales contaminantes. La cumbre pretende acercar posiciones sobre la extensión del Protocolo de Kioto, que expira a finales de este año, y su sustitución en 2015 por un nuevo acuerdo global sobre la reducción de gases de efecto invernadero que debe entrar en vigor en 2020. El Protocolo de Kioto, firmado en 1997, es el único tratado legalmente vinculante que fija objetivos con cifras de la reducción de las emisiones de gases con efecto de invernadero (GEI) a los países industrializados, con la excepción de Estados Unidos, que no lo ratificó y China que no está obligada a cumplirlo. Este es el principal escollo para avanzar, mientras el fenómeno sigue en incontrolado crecimiento. Según lo expertos, si no hay un esfuerzo definitivo, global y compartido para controlar las emisiones será difícil soportar aumentos de temperatura por encima de los 2 centígrados sobre el nivel preindustrial, causa probable de grandes trastornos sociales y medioambientales. Pero Kioto 2 podría limitarse al 15% de las emisiones mundiales -las de la Unión Europea y de Australia-, ya que Canadá, Rusia y Japón no participan y Estados Unidos jamás ratificó el tratado. Por eso desde ya se anticipa un nuevo fracaso mientras las alarmas continúan encendidas. Un estudio de la ONU publicado la semana pasada reveló que el mundo se dirige a un aumento en las temperaturas de entre 3 y 5 grados centígrados debido a las crecientes emisiones de gases contaminantes. Según la Organización Meteorológica Mundial en 2012 tuvieron lugar fenómenos climáticos extremos en todo el mundo, con grandes olas de calor y de frío y un deshielo sin precedentes de la banquisa ártica. Los esfuerzos para frenarlo no han sido las más ambiciosas. Aunque desde ya se anuncia un nuevo fracaso para la redefinición de un acuerdo global, por lo menos, servirá para que se definan acciones para los países en vías de desarrollo, donde podremos tener posibilidades para financiación de proyectos, como se viene avanzando, en el caso del Huila, a concretar un plan piloto para adaptarnos al fenómeno global, irreversible.