Editorial – Verano infernal

Aunque suele decirse que estos fenómenos climáticos de fuerte invierno y luego verano infernal son constantes Aunque suele decirse que estos fenómenos climáticos de fuerte invierno y luego verano infernal son constantes, y obedecen a los ciclos normales de la naturaleza, esta vez las cosas parecen estar en un nivel nunca antes visto, especialmente en el norte del Huila, con cifras aterradoras de más de mil reses muertas como producto de la falta de pastos y agua, al igual que más de 4.000 hectáreas de tierra que han ardido como consecuencia de 453 incendios forestales en 30 municipios y, lo más grave, ya hay varias localidades con racionamiento de agua. Aipe, Villavieja, Baraya, Algeciras, Altamira, La Argentina y Hobo presentan la situación más crítica. Lo que resulta discriminatorio es que para las terribles épocas de invierno se mueven todos los mecanismos institucionales, se activan procedimientos y presupuesto suficiente para atender todas las calamidades que provocan las lluvias, en tanto que el verano no resulta tan “atractivo” para los organismos oficiales y se desatienden casi todos los llamados de auxilio que lanzan los afectados. El propio Ministro de Agricultura ha reconocido que apenas cuentan con 100 mil millones de pesos para atender el verano ya presente, cuando se prevé que serán necesarios por lo menos otros 800 mil millones ante una especie de mega verano que, según los expertos, es inminente en todo el país. De tal nivel es la gravedad del asunto que el Alcalde de Bogotá ha alertado acerca de posible racionamiento de agua en la capital del país. Sin que se puedan achacar los daños causados a desidia o negligencia o falta de planeación de las autoridades, sí es válido lanzar un fuerte llamado de atención a los alcaldes que, en el caso del Huila, no están haciendo los reportes oficiales de las calamidades según informa la Secretaría de Agricultura. Los daños ya causados por el inclemente sol en la región ya son evidentes, dantescas las fotos de reses muertas, de cultivos ardiendo, de poca agua en los ríos pero todo será peor si quienes están al mando de los municipios no asumen con seriedad y alto sentido de responsabilidad sus tareas. Ya ha centenares de hectáreas de café, cacao, hortalizas y cereales reportando baja o nula producción. Ya la Gobernación del Huila declaró la urgencia manifiesta durante 60 días para conjurar la calamidad excepcional presentada como consecuencia de la oleada del verano y la consecuente sequía, con el fin de gestionar con mayor prontitud ayudas para el sector agropecuario y ganadero, realizar movimientos presupuestales y así adelantar la contratación requerida para enfrentar la problemática. Aunque son medidas transitorias, seguimos improvisando. No hay políticas de largo plazo para prevenir o conjurar los riesgos. Pese a que muchos están identificados, los gobiernos locales no han entendido la urgencia de adoptar políticas públicas para mitigar el riesgo. Y lo más grave: con el cambio climático que es un fenómeno global irreversible, la correncia de estos eventos estarán presentes. De ahí la necesidad de adaptarnos al cambio climático como lo ha venido promoviendo la CAM.