Una condición para que Colombia pueda crecer social y económicamente y reducir la pobreza, no se puede limitar a abrir nuevos mercados, sino que hay que crear nuevos productos. La entrada en vigencia del TLC en el 2012 y los demás acuerdos comerciales firmados hacen prever para este año, según el Ministro de Comercio, Industria y Turismo unas ventas del orden de US$61.000 millones de los cuales el 92% corresponden a bienes y el 8% a servicios. Según Analdex hay un fuerte incremento de exportaciones minero-energéticas (especialmente de petróleo y carbón). Si bien esto suena algo alentador, vale la pena recordar que mientras en 1960 las materias primas representaban el 30% del producto bruto mundial, en la década del 2000 estas solo representan el 4% de producto bruto mundial, con una particularidad y es que se trata de recursos no renovables. No hay duda de la vocación agropecuaria de la región Surcolombiana y de la relativa importancia de productos que representan en el caso del Huila productos como: granadilla, lulo, maracuyá, pitahaya, uva, cafés especiales y la piscicultura entre otros, pero la reflexión es la misma, vamos a continuar produciendo y vendiendo materias primas o vamos a agregarles valor para realmente conquistar nuevos mercados, mejorar los ingresos, incrementar la competitividad y mejorar las condiciones de vida de la comunidad. Construir nuevas condiciones implica cambiar de prioridades en términos de inversión y oferta educativa. Un caso en el mundo que nos permite ilustrar un salto cualitativo en la calidad de vida es el de Singapur, país que fue colonia de Gran Bretaña, logró la independencia de Malasia en 1965 y sin contar con la solidaridad de sus vecinos convirtió la educación en una obsesión. Con sus 4.6 millones de habitantes logró transformar la sociedad consciente que debía conectarse al mundo de manera inteligente, razón que motivó a enfatizar en el dominio de una segunda lengua, ellos escogieron el inglés, lo que les permitió atraer inversionistas de empresas de la era postindustrial asociadas a la biotecnología, ingeniería, arquitectura, finanzas, farmacéutico y ofrecer productos y servicios de base tecnológica, es decir, relacionados con el conocimiento. Hoy ese país de escasa población se reconoce como el país más globalizado del mundo, exporta anualmente US$235.000 millones, muy por encima de Brasil que exporta $200.000 millones y Chile US$69.000 dólares. Indiscutiblemente, hay una lección “la clave del desarrollo es la educación”. El gobierno nacional, las gobernaciones y las autoridades municipales tienen en sus manos la capacidad para demostrar que tan comprometidos están con un profundo cambio social, por supuesto con el compromiso de otros actores como los estudiantes, docentes, padres de familia y directivos.