Es absolutamente vergonzoso que una obra, financiada con dineros públicos, sea inaugurada y que no sólo no haya sido puesta inmediatamente al servicio de la comunidad sino que 14 meses después permanezca sin utilizar.
El claro ejemplo de ineficiencia, improvisación y desidia estatal está representado en el Centro de Desarrollo Infantil ‘Sonrisas de Colores’, ubicado en el sur de Neiva e inaugurado el 7 de enero de 2023 por la actual ministra de Vivienda, Catalina Velasco, y el entonces presidente de Findeter y hoy ministro de Hacienda, Ricardo Bonilla. También hizo parte de la comitiva presidencial el entonces ministro de Educación, Alejandro Gaviria. Quien fuera para la época alcalde de Neiva, Gorky Muñoz, participó, igualmente, del acto de inauguración. Se vino a saber 14 meses después, que esa obra, que costó $3.000 millones, nunca ha estado al servicio de las comunidades del sector.
Tal como lo reveló esta semana LA NACIÓN, el CDI ‘Sonrisas de Colores’ quedó con algunas fallas físicas, por lo que el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar se niega a recibirlo. Estas fallas están relacionadas con las conexiones a los servicios esenciales de agua, luz y gas.
¿Por qué inaugurar con ‘bombos y platillos’ una obra que no va a estar inmediatamente al servicio de la comunidad? ¿Dónde está la planeación? ¿Quién le hace seguimiento a esta clase de multimillonarias inversiones? ¿Por qué en 14 meses nadie se ha preocupado por poner al servicio el CDI ‘Sonrisas de Colores’?
Es clave que los organismos de control intervengan de inmediato para evitar que el CDI termine convertido en un ‘elefante blanco’ y que a futuro se le ponga ‘tatequieto’ a esta mañosa práctica de inaugurar obras públicas a medias. Habla muy mal de los funcionarios públicos que se presten para esta clase de espectáculos. Es hora de exigirles a ellos seriedad no sólo por su condición de servidores sino respeto para con la ciudadanía.