… En las primeras décadas del siglo XX, doña Antonina Falla de Tavera alistaba en compañía de una comadre todos los ingredientes para elaborar unos bizcochos de achira en su casa, pequeña construcción de bahareque de estilo colonial de la que todavía quedan sus ruinas. Durante el proceso advirtieron que la leche a la que le habían vertido el cuajo de vaca, no se había solidificado. Preocupadas por la situación, pensaron que habían hecho algo mal y decidieron agregarle a la leche un poco de suero fermentado de días anteriores; el resultado fue algo diferente: una cuajada medio cortada. Decepcionadas tomaron aquella mezcla y la cocinaron, hasta el punto de que se fundió y se transformó en una especie de queso ‘chicludo’, dada su consistencia y textura elástica. Sin proponérselo, por accidente, crearon la fórmula del hoy tradicional quesillo yaguareño.
Doña Antonia enseñó su secreto a los también recordados quesilleros Ramón Tovar, padre de Belén Tovar; a Evangelina Torres Cruz, esposa de Adriano Tovar, hijo de Antonina; a Mercedes Manchola, a Florinda Fierro, y a muchas otras personas que se dedicaron al oficio. Algunos de ellos afirman que esa humilde mujer, a la que poco se le entendía lo que decía, legó para la posteridad una tradición que hoy es un orgullo y patrimonio cultural intangible del municipio de Yaguará, Huila… (Compendio biográfico de Yaguareños ilustres).
Así de fascinante es la historia, aquella que nos permite evocar el pasado y entender el presente que vivimos. Por eso, se debe resaltar con letras mayúsculas el esfuerzo que ha hecho el municipio de Yaguará, Huila, por constituir su Centro de Historia, que se dedicará a la investigación y el aprendizaje del pasado de la región yaguareña y su importancia para el Huila.
La historia es además una oportunidad para que un pueblo mantenga viva en sus generaciones sus raíces y su identidad.
La creación del Centro de Historia de Yaguará es un ejemplo no solo de admirar sino de imitar.