Seguramente son muy pocos los ciudadanos que nunca han visto en alguna calle de Neiva a Demetrio Sánchez. Y no es para menos, el hombre rebusca su sustento diario pavimentando de forma artesanal los innumerables huecos que componen la malla vial del municipio. Cuenta que es un oficio pesado, pero el anhelo de cumplir con sus obligaciones lo mantienen firme cada día.
El hombre tiene 57 años de edad y desde hace 46 vive en Neiva. En 1995 decidió abandonar su trabajo como cotero y vio en las deterioradas calles de la ciudad la oportunidad de obtener más ingresos que en su trabajo anterior.
“Yo era cotero, cargaba y descargaba camiones en los depósitos y graneros de la ciudad. Ese es un trabajo muy difícil, pesado y desagradecido. En aquella época la ciudad estaba llena de huecos, entonces fue donde se me ocurrió empezar a taparlos por mi cuenta para, con la voluntad de la gente, obtener algunos ingresos”, comentó Demetrio.
Según expresó el hombre de tez morena, en esos tiempos su situación al iniciar con la idea del reparcheo artesanal fue bien recibida por la ciudadanía, que cansada del mal estado de las vías, apoyaba su trabajo.
“Antes la gente colaboraba y agradecía cuando uno tapaba huecos, daba la monedita, el billete, pero ahora es muy complicado porque son pocos los que entienden que uno hace un trabajo a voluntad. Algunas personas ayudan, pero otras cuando uno pide la colaboración, lo mandan para el carajo o a cobrarle al alcalde”, agregó.
En acción
De acuerdo a lo expresado, en una semana Demetrio puede reparchar de cinco a ocho huecos. No escoge los cráteres previamente, sólo alista sus herramientas el día previo y a bordo de una trajinada motocicleta empieza a recorrer la ciudad.
En una carreta, que va ligada a su moto, lleva pica, pala y los materiales para reparchar.
“Como soy cristiano todos los días me levanto, me encomiendo a Dios y le ofrezco mi trabajo. Él me ilumina para ir a tapar los huecos. Respecto a la forma en que trabajo, pues hago reciclaje con las placas de pavimento que el Municipio bota. Las recojo y hago un proceso para que sirvan de nuevo. Esos pedazos los meto en una vasija, les meto candela y los derrito, es decir, se cocinan y queda una mezcla”.
“Llego al hueco, echo recebo, piedra y luego la mezcla. Voy pisando e igual los carros colaboran pasando. No hago lo que hacen muchos irresponsables que llenan los huecos con tierra y aceite quemado. Mis arreglos duran uno o dos años, porque utilizo aceite de petróleo, asfalto sólido y la mezcla que preparo”, explicó.
Aunque no todos los ciudadanos le colaboran a Demetrio, los trabajadores del servicio público son quienes más le aportan.
‘La remuneración es relativa’
En el oficio de Demetrio hay días en que la remuneración, a juicio del hombre, puede ser buena, regular o mala, eso depende de la colaboración de la ciudadanía.
“En un día bueno me hago 15.000 pesos, un día regular 7.000 pesos, un día malo 2.000 pesos. Es claro que a la Alcaldía le queda grande el arreglo de la malla vial, entonces lo que le digo a la gente es que cuando me vean trabajando me colaboren”.
“Trabajo honestamente y lo único que pido es un mínimo aporte por arreglar huecos, que a veces parecieran no llamar la atención de quienes deberían tener las calles en buen estado. Los taxistas son los que más colaboran, de resto la gente lo trata mal a uno, pero no les presto atención, eso lo dejo en manos de Dios”, agregó.
Rebusque
Demetrio es claro, en que aunque el oficio de tapar los huecos de la ciudad de forma artesanal es intenso, sus obligaciones y responsabilidades lo llevan a rebuscarse los recursos mediante esta faena.
“Siempre me he rebuscado, desde que estoy en Neiva he sido un tipo trabajador y emprendedor. Entonces un día decidí que iba a tapar huecos y también que me iba a casar. Tengo cuatro hijos y una esposa que mantener. Por eso lo que me impulsa a mantenerme en este trabajo es la necesidad de poder subsistir”.
“No tengo ni siquiera una vivienda digna, vivo en Brisas del Venado, pero tengo que trabajar para responder por mi familia. Realizaré esta tarea hasta que alguien me ofrezca una oportunidad para trabajar, porque todavía me siento con alientos, pues aunque tengo 57 años me siento entero”, expresó el hombre.
¡Primero llegó Demetrio!
Desde hace varios meses, frente a las instalaciones de LA NACIÓN, en la Calle 11 entre carreras Quinta y Sexta, dos grandes huecos afectaban la movilidad del sector. El daño se había informado en las instancias respectivas pero no había llegado la solución.
La mañana del martes anterior, Demetrio llegó con su equipo de reparación artesanal y a doble jornada taponó los cráteres, recibió algún aporte de los ciudadanos y contribuyó en la reactivación del normal tránsito en la zona.
“Los rotos de LA NACIÓN llevaban casi un año abiertos, sino que no había podido venir a taparlos, pero ya quedó bueno”, expresó Demetrio.
Curiosamente, ayer (miércoles) y luego de la reparación del hombre, una cuadrilla de obreros de la administración municipal se acercó a los cráteres mencionados, removió lo arreglado por Demetrio y con sus herramientas y materiales por fin compusieron los huecos.
Una cuadrilla de obreros de la administración reparchó los huecos que habían sido taponados artesanalmente por Demetrio.