¿Qué hacer con los conductores borrachos?
Nuevamente los medios están explotando el dolor ajeno derivado de los múltiples accidentes de tránsito causados bajo el influjo del alcohol. Ahora le han venido realizando un matoneo mediático a un joven conductor que se encuentra en una clínica derivado de este fatal accidente.
El derecho penal enseña que esta clase de delitos tiene su respaldo como homicidio culposo con sus respectivas agravantes, sin embargo, debido a la presión de los medios los fiscales están imputando como homicidio doloso, es decir, que es lo mismo ir manejando borracho que disparar un arma de fuego y matar a una persona.
Lo cierto es que el licor con la gasolina no van de la mano y cada accidente es una tragedia, el muchacho que atropelló y mató a las dos pasajeras y dejó en estado crítico al taxista, de por si tiene un drama ya. Su vida, su trabajo, su carrera, su familia están sufriendo. Será que imputarle un delito cuya pena sea de veinte o más años será suficiente.
En Neiva, el pasado fin de semana otro joven se mató cuando venía de una discoteca. Drama también para su familia.
En todos estos casos, el derecho penal no es la solución, ya se escuchan a los congresistas de siempre diciendo que hay que aumentar las penas. Más gente en las cárceles no es la solución.
Hay que aplicar medidas tanto pedagógicas como administrativas, hay que empezar porque la Policía Nacional realice todas las noches y madrugadas retenes y redadas, inclusive desde los propios sitios de rumba, esto debe llevar a suspender o retirar las licencias de conducción, multas elevadas, inmovilización que resulte costosa, cursos pedagógicos.
Asimismo, las administraciones municipales deben integrar programas educativos o logísticos con los bares o zonas de rumba, como el conductor elegido, los taxis elegidos, parqueaderos más económicos en donde se puedan dejar los carros toda la noche sin que resulte tan costoso, etc. Con los extensos controles de la Policía y con la normatividad existente sería más que suficiente dominar el problema.
Ahora, si se quieren tener sanciones más severas, además de la multa e inmovilización se podrían tener arrestos preventivos por quince días en donde los conductores ebrios sean retirados momentáneamente de la conducción, pero para eso se necesitan espacios físicos en donde purguen las sanciones. Con eso basta, una persona treinta años en la cárcel, sin reparar a las víctimas y congestionando el sistema carcelario definitivamente no es viable.