Lo ocurrido el pasado domingo en Venezuela es muy grave para la democracia. Lo ocurrido el pasado domingo en Venezuela es muy grave para la democracia. Los presidentes de Repúblicas Bananas saben que el presidencialismo da para modificar articulitos y perpetuarse en el poder. En Argentina, Bolivia, Nicaragua, Venezuela, Ecuador y Colombia, la Constitución fue modificada para beneficio personal. Lo que se hace es validar las dictaduras a través de las urnas. Hugo Chávez con esta elección podrá estar en el poder por veinte años continuos. En nuestro país, si la Corte Constitucional no frena el ímpetu reeleccionista, hubiéramos tenido al presidente Uribe por 12 años o más. Ahora se discute la conveniencia o no de la reelección del Procurador Alejandro Ordoñez, con todos los vicios que esto plantea. Fácilmente por la Constitución si no se quiere ir, puede durar todos los años que quiera. Por eso debe cerrarse la puerta a la extensión en el poder de los gobernantes. Los periodos fijos deben imperar. Es cierto que en el caso nuestro, a veces cuatro años no son suficientes, pero se debe acudir entonces a ampliar los periodos, pensemos que pasen a cinco o seis años como sucede en México y otros Estados. Se debe cerrar la puerta para la reelección de cualquier alto funcionario del Estado, reitero con la posibilidad de ampliar los periodos. Ojalá no sean escogidos ni por el Congreso, ni por los magistrados de las altas cortes, sino a través de un concurso de meritos. Con eso se evita el famoso “yo te elijo, tú me eliges, yo te nombro, tú me nombras”. Un claro ejemplo, fue el planteado por Nelson Mandela en Suráfrica, quien prácticamente desarrollo las nuevas normas postapartheid, en donde estableció que el presidente sería electo para un periodo de cinco años, en un continente en donde el mandatario que menos tiempo pasa en el poder son veinte años. La gente le pedía que prolongara su estadía en el palacio presidencial, y quien más sino él fue el que dijo que no. Como dijo Winston Churchill “la alternancia fecunda el suelo de la democracia.” Por último. Expresamos toda nuestra solidaridad a las personas y familiares de las víctimas de la tragedia ocurrida en San José de Isnos. La Gobernación, la Secretaría de Gobierno y la Unidad de Atención de Desastres deben ponerse al frente de esta situación, brindarle todas las ayudas y garantías posibles a los damnificados y colaborar en la recuperación de las personas desaparecidas.