El crimen de la menor, Mauren Alejandra Ulchur Candela, de 14 años de edad, reclutada por la estructura Hernando González Acosta de las disidencias de las Farc en el municipio de La Plata, Huila, y cuyo cuerpo sin vida fue enterrado en una fosa común en el departamento del Cauca, confirma una vez más no sólo la grave amenaza que se cierne sobre los niños y niñas huilenses, sino la degradación en la que está hoy la violencia en el país. La muerte de Mauren Alejandra representa la incapacidad del Estado para proteger a los menores acechados por grupos ilegalmente armados, varios de ellos beneficiados por la política de ‘Paz total’ del Gobierno de Gustavo Petro.
La muerte de Mauren Alejandra representa la indolencia frente a un problema que se viene advirtiendo desde el año pasado cuando era un ‘secreto a voces’ que las disidencias al mando de ‘Iván Mordisco’ estaban aprovechando el cese al fuego y otras concesiones del Gobierno Petro para expandirse y consolidarse en La Plata, Íquira y otras regiones del Huila.
La muerte de Mauren Alejandra representa una realidad sobre las afectaciones que el reclutamiento ilegal causa en la población infantil y en la sociedad. Además de ponerlos a combatir en muchos casos, los menores en las filas de las disidencias terminan desempeñando funciones de vigías, correos y cocineros. Y en el caso de las niñas, estas a menudo son obligadas a servir de esclavas sexuales. Para desgracia de Mauren Alejandra, fue asesinada, aparentemente, en enfrentamientos con otro grupo armado ilegal.
Está más que claro que los niños y niñas reclutados o enrolados a sus filas por las disidencias de las Farc o cualquier otro grupo ilegalmente armado son víctimas y, por tanto, el Estado debe desplegar todas las medidas que sean necesarias para protegerlos. Evidentemente, este asunto no se puede tratar con una campaña por redes sociales o el uso de un hashtag. Lo que se requieren son acciones urgentes, comenzando por la exigencia de que paren el reclutamiento de menores a los grupos ilegalmente armados que están en las mesas de negociación de paz.