Una seria preocupación embarga el reciente informe de la Contraloría General de la República sobre las presuntas irregularidades detectadas en la construcción de la primera fase del estadio de fútbol ‘Orlando Losada Buendía’ del municipio de Garzón, una obra gestionada e iniciada por el alcalde de la época, Edgar Bonilla Ramírez (2016-2019). La primera etapa se concretó con la firma del Convenio Interadministrativo No. 01319 del 10 de noviembre de 2017.
Los hallazgos son inquietantes: fallas constructivas, sobrecostos exagerados y pagos excesivos y no justificados al consorcio encargado de la ejecución. Además, sin ninguna justificación se cambiaron los ítems inicialmente acordados en el contrato y fueron sustituidos por otros que no estaban previstos, lo que evitó la terminación del escenario deportivo. Y para completar, las obras ejecutadas registran deficiencias constructivas y un deterioro prematuro provocado por humedades.
Tal como se informó la semana pasada en este medio, los hallazgos originaron un posible detrimento patrimonial, y, por lo tanto, la apertura de un proceso de responsabilidad fiscal. La decisión está contenida en el Auto 754 proferido por la gerente departamental Doris Lorena Camacho.
Vale la pena traer a colación que la primera etapa comprendía la adecuación de la cancha de fútbol, área de circulación y la construcción de la tribuna occidental, camerinos y una batería sanitaria para el servicio al público. La obra fue adjudicada al consorcio Estadio Garzón el 30 de agosto de 2018, encargado de la adecuación y remodelación del estadio de futbol, ‘Orlando Losada Buendía’ (Etapa I).
Durante el desarrollo del contrato, hubo modificaciones a las actividades pactadas. También hubo una millonaria adición.
Hoy, la realidad es que el escenario deportivo funciona a medias, ya que carece de iluminación y encerramiento, entre otros aspectos. Está bien que los organismos de control hagan su trabajo y exijan a los responsables de las obras calidad en ellas.