Como un ex abrupto calificó Marco Fidel Yucumá, el martes pasado en el noticiero de Caracol, la decisión de Invías de remover el pavimento de la troncal del sur, frente al Club Campestre y Ceagrodex , que se encontraba en buen estado mientras que muchos otros sectores de la misma vía, a partir del Hobo hasta Pitalito, son un desastre. No podía llamársele de otra manera, en un departamento en donde a día a día se comprueba que muchos de nuestros funcionarios parece que desconocieran el suelo que pisan y cuales deben ser las prioridades en el cumplimiento de sus deberes. En momentos en que el estado de la malla vial del Huila está semidestruída de norte a sur y de oriente a occidente, una decisión como esa, constituye una demostración de ineficiencia y de desubicación frente a las realidades. La buena calidad de la malla vial es una de las fortalezas más importantes de un territorio. Y la falta de ella es una de las grandes debilidades para hacerlo más productivo. Lo que ocurrió en el Huila en los últimos doce meses, en donde por ninguna parte se vieron los resultados de una gestión efectiva del gobierno departamental para mantenerla y mejorarla, demuestra una de dos cosas: o bien que el mandatario no fue escuchado por el gobierno nacional, o bien que éste andaba por las nubes y no se dio cuenta del deterioro que el invierno estaba produciendo en las vías. Si fue lo primero, el centralismo aberrante a que hemos llegado, hace que los funcionarios nacionales no actúen sino en función de sus preferencias territoriales y, si fue lo segundo, igualmente grave porque no se vigila ni se supervisa la acción de los entes nacionales que operan en el Huila. Por eso algunos de estos andan muchas veces a la deriva, sin mecanismos efectivos de coordinación regional y de mutuo apoyo en el desarrollo de sus funciones. Sugiero a los honorables diputados a la Asamblea que vigilen la acción de los organismos nacionales que operan el Departamento. Y que en el caso de Invías, se invite su director regional para que explique como fue que se tomó la decisión de invertir recursos en la repavimentación de un tramo de la troncal que no presentaba fallas en su estado de conservación, omitiendo hacerlo en sectores críticos que cualquiera reconoce al viajar hacia el sur del Huila.