En pro de lograr una mayor visibilidad a Latinoamérica como plaza con atractivo para invertir, las bolsas de Colombia, Santiago y Lima llevan varios años adelantando un proceso de integración regional, que permita desarrollar los mercados de capitales, ampliando no solamente el número de activos y alternativas, sino promoviendo la generación de potencial mayor de inversionistas. Esto también facilitaría generar visibilidad global y acceso a mecanismos de financiación de las empresas.
La profundización en los mercados de capitales es fundamental para la democratización y acceso a las inversiones. Adicionalmente, surge como una alternativa para mejorar la distribución del ingreso, al poderse hacer propietario así sea de una fracción de las participaciones y utilidades de las empresas más significativas de la región. Hacer posible que los colombianos se hagan socios de estas grandes inversiones es contribuir a corregir, de una manera estructural, las brechas de desigualdad.
Sorprendentemente, el Superintendente Financiero Ferrari, ha criticado esta integración regional, pues ha marcado sus críticas hacia este proceso, dejándolo entrever como una amenaza para la generación de ahorro local, el hecho que los colombianos puedan invertir abiertamente en Chile o Perú. El argumento que una flexibilización en el libre flujo de capitales provocaría una salida de recursos del país, suena excusa insulsa, si se mira el contexto que el mismo gobierno Petro ha creado para que se tenga, desde todos los indicadores, una baja confianza en lo interno: Violencia, incertidumbre jurídica e intervencionismo.
Pretende, en contravía, el señor Ferrari, ser un obstáculo para la modernización de los mercados de capitales. En este sentido, no basta con lidiar con el escenario que se ha sembrado en la economía, ahora toca hacer frente a los caprichos ideológicos de los funcionarios del Gobierno, quienes han venido proyectando su desacuerdo con la iniciativa privada. Se debería mejor pensar desde el gabinete en cómo las nefastas reformas están creando el escenario perfecto para una hecatombe fiscal y de destrucción del ahorro.
Así las cosas, un mercado integrado facilita el competir con otras plazas bursátiles con más trayectoria como las situadas en los países desarrollados, en donde quizás alcanzar los flujos de inversiones que se mueven allí parezca algo lejano. Deben consolidarse los primeros pasos para modernizar financieramente la región y lograr ser más competitivas a la luz de múltiples observadores en la escala internacional.