Ahora que están señalando nombres para escoger al personaje, cuya silueta quedará grabada en el anverso de la medalla conmemorativa de la tercera fundación de Neiva, mencionaremos al jurista y forjador de juventudes Reynaldo Polanía, quien sirvió a esta ciudad en la mayor parte de su vida. Conjuntamente, con importantes intelectuales e historiadores, censuramos que se hubiese omitido la mención de otros destacados personajes que dejaron honda huella en la historia de nuestra capital, como ocurrió con el doctor Polanía Polanía, quien nació en Palermo el 17 de abril de 1928, habiendo iniciado su bachillerato en el Colegio Salesiano de San Medardo, para culminarlo en 1950 en el histórico claustro de Santa Librada. Cursó sus estudios superiores en la Universidad Libre de Colombia entre 1951 y 1955, destacándose entre sus compañeros por su consagración a las disciplinas del derecho. Estudió en detalle la historia de Colombia y con especialidad la huilense, buceando en los grandes conflictos políticos y sociales para poder sacar sus propias conclusiones. Durante muchos años fue profesor de esta materia en nuestro medio con reconocida fama, antes de incursionar en la docencia universitaria. En la sala de audiencias del Juzgado Superior donde oficiaba como titular tuvo nacimiento la Corporación Cultural José Eustasio Rivera, que tan hondas repercusiones ha tenido en el devenir del Huila en los últimos cuarenta años. Figura en su hoja de vida el hecho de haber sido el primer rector del Colegio Rojas Garrido, pionero de la educación secundaria nocturna en nuestro medio, que permitió que por fin nuestra juventud trabajadora se capacitara para tener acceso a la universidad. El doctor Polanía Polanía, con otros destacados líderes patrocinó la creación de Itusco y de la Universidad Surcolombiana, el alma mater de los huilenses. En ella fue catedrático y representante del señor Presidente de la República en el Consejo Superior. Cabe anotar que en la facultad de Derecho de la Universidad Cooperativa de Colombia, desplegó una innegable y fecunda labor, como catedrático, aparte de haberle correspondido el honor de ser el primer decano en la seccional de Neiva. En esta capital falleció el 30 de diciembre de 2004 y a sus exequias concurrieron los representantes de los diferentes estamentos, quienes dejaron constancia de su valiosa y fructífera existencia.