Jaime David Grijalba, oficial piloto de la Fuerza Aérea Colombiana, encontró su vocación de servir y su pasión por volar al ingresar a la institución. Con más de 15 años de experiencia y 5.000 horas de vuelo, destaca la importancia de su labor en el rescate y ayuda a comunidades en zonas remotas.
María Alejandra Ruiz Mallungo
@amperiodista
“Lo que me inspiró a mí para entrar a la Fuerza Aérea, es una vocación de servir, junto con la vocación, está la inspiración por el vuelo ¡por volar! entonces es la Fuerza Aérea Colombiana, donde se juntan esas dos pasiones”, así habla sobre su carrera el mayor Jaime David Grijalba, oficial piloto, a quien su trabajo en la base militar de Melgar, en el Comando Militar Área de Combate número 4, lugar que marcó su visión y misión de vida para sí mismo y la sociedad, en los cielos colombianos.
El mayor Grijaldo entro a los 16 años a la Escuela Militar de Aviación, ubicada en la ciudad de Cali, en donde realizó el curso de oficial.
“Hasta ese momento no se tiene muy claro cómo va a ser el resto del camino, porque uno simplemente se gradúa como oficial, luego ya ahí sí le definen la especialidad, todos entramos con la ilusión de ser pilotos, luego ya nos perfilan para poder ser pilotos de helicópteros, de avión: ese es el camino”, menciona Grijalba sobre sus inicios en el mundo de la aviación.
Sin embargo, fue su primera vez, como copiloto de un helicóptero Huey 2, hace ya 15 años, el momento más trascendental de su vida y que marcaría su carrera como piloto de la Fuerza Aérea Colombiana.
“Para mí es súper importante la primera misión que hice de operativo, aquí saliendo de la base Aérea de Melgar, eso fue en el 2009. En esa primera misión, con cero experiencias como copiloto, nos ordenan ir a evacuar a una bebé que nace con una hipoxia en Planadas (Tolima) y hay que transportarla porque su vida está en peligro. Hace 15 años Planadas era, aunque hay algunos problemas que persisten, pero el orden público siempre era muy considerable y fue muy bonito, para mí poder materializar lo que podría ser en adelante mi vida como piloto en el rescate de una niña que aún no tenía ni siquiera un nombre porque no estaba registrada”, explica Grijalba.
Este momento, además de determinar su carácter y la forma de afrontar las situaciones que se le iban a presentar a futuro, le permitió comprender la importancia de su labor a través de la ayuda que presta a las comunidades con difícil acceso a necesidades y derechos básicos como la salud, la comida, la educación, entre otros.
Unidad por el bien común
Grijalba también evocó otro momento, aunque más reciente, muy importante en su andar. Se trata de la unión hecha entre el Grupo de Operaciones que comandaba, junto al resguardo indígena Totarco, de Coyaima, en el Tolima, para que por medio del helicóptero pudieran lograr mover 18 toneladas de mangueras, que necesitaba la comunidad indígena para poder proveer de agua a su pueblo.
“Nosotros siempre hemos escuchado de las necesidades de los lugares que no cuentan con un acueducto, con agua potable, con energía, pero una cosa es que se lo cuenten y otra cosa es ir a verlo en persona, en mi profesión he tenido la oportunidad de poder ir a esos lugares alejados en los que, por varias razones la presencia de estos servicios fundamentales es muy complicada, y es ahí cuando en este caso nosotros nos piden para ir a apoyar y es particularmente el tema por ejemplo de trabajar de la mano con una guardia indígena es romper paradigmas”, cuenta orgulloso Grijalba.
Amor por su trabajo
El piloto, con ya 5.000 horas de vuelo en su experiencia, goza de ser alguien que disfruta de su trabajo, de ver los atardeceres colombianos a través de su helicóptero, de disfrutar la belleza de paisajes y claro, de ser un orgulloso profesor.
“Yo disfruto mi trabajo, mi trabajo me apasiona, me hace conocer lugares impresionantes, poder ver salir el sol, poder ver a la mitad de la noche con los visores nocturnos un cielo estrellado, ver estrellas fugaces no tiene precio. Es una pasión y es un privilegio para mí poder hacer eso. Pero detrás de eso viene todo el sacrificio”, concluye Grijalba..