En tiempos de elecciones es común este fenómeno motivado por conveniencias personales o de grupo ignorando principios éticos. Pero la política está muy distante del oportunismo político, pues ella es una misión trascendental de beneficio público en la tarea de conducir a los pueblos y administrar su patrimonio.
Los políticos oportunistas son personas sin principios, inconsecuentes, veletas movidas por el viento (entiéndase por el dinero proveniente del gran capital), mercenarios políticos, de moral flexible y acomodaticia, y para ellos lo fundamental es avanzar en el logro de prebendas. En sus filas se reclutan los migrantes ideológicos y los servidores incondicionales de todos los gobiernos. El oportunismo político es también un elemento de lo que se conoce como politiquería junto con la intriga, la maquinación, el bajo vuelo de las ideas, el inmediatismo de miras, las mangualas políticas y el transfuguismo político para ir sucesivamente de partido en partido, o incluso para gobernar en cuerpo ajeno postulando como candidatos a las corporaciones y cargos públicos a un familiar o a un amigo cercano. Ejemplos de estas actitudes y situaciones las hay en todo el país y, cómo no, en nuestro Departamento del Huila.
Esta degeneración de la política se expresa hoy con terminachos producto de la corrupción del lenguaje utilizados para descrestar ingenuos tales como “pragmatismo político” o “juego normal de la política”, buscando ocultar así su real intención profundamente egoísta, corrupta, arrodillada y servil cual es la de conservar o recuperar a toda costa el poder para seguir apoderándose del erario, y perpetuar así el atraso, la desigualdad, la pobreza, la miseria, la exclusión, la entrega del territorio a las multinacionales y los ecocidios.
Uno de los instrumentos más utilizados por esta forma de politiquería es la concesión de avales políticos, convertida en toda una feria comercial en donde estos se compran, se venden y hasta tratan de justificarse a pesar de que el oportunista político es contradictorio al estar hoy en un bando y mañana en otro, justificaciones falaces contenidas en este viejo refrán: “En boca del mentiroso lo cierto se hace dudoso.”
Lo hasta aquí descrito lo ilustra con ironía y humor el sociólogo y escritor huilense Reinaldo Perdomo Alvira en uno de sus textos de hace algunos años que a continuación transcribimos:
FÁBULA DEL CAMALEÓN
-¿De qué color eres camaleón?
Preguntó el león al taimado reptil.
-Azul por casualidad?
-Quizás, quizás.
-¿Y si la reunión es liberal?
– Rojo por supuesto,-dijo el animal;
-¿Y si de fingir se trata?
-Soy gris como la rata.
_¿Y si caminas por la cuerda floja?
-Jugar al acertijo toca, imagínese,
Del color de Tirofijo,
O verde como la coca;
Y si por ese rumbo sigo,
Saltando a aquella brecha,
Me voy de castaño a Uribe
Y me enredo en la derecha;
Y como siempre tengo hambre
Y la ambición es arrecha,
Me pongo el cuello blanco
Y mi apellido Toro, Escandón o Gaitán Mahecha.
¡Advertencia!
Cualquier parecido con la realidad es pura conveniencia.
