Luego de varios días afrontando unos quebrantos de salud, Jairo Mosquera o el ‘Pájaro Macuá’, como era conocido por los neivanos, emprendió su último y definitivo vuelo. Luego de varios días afrontando unos quebrantos de salud, Jairo Mosquera o el ‘Pájaro Macuá’, como era conocido por los neivanos, emprendió su último y definitivo vuelo. La muerte lo sorprendió recostado en la misma cama donde desde hace tres días no se levantaba. El pájaro quedará en la memoria de los neivanos por su fervor y admiración hacia las labores realizadas por los agentes de tránsito. MARIO PORTILLO LA NACIÓN, NEIVA Recostado y luego de comerse unas hojaldras con chocolate, preparadas por su hermana Miriam, Jairo Mosquera o más conocido como ‘Pájaro Macuá’, falleció. Desde hace 15 días su estado de salud había empeorado. Los últimos tres días no se había levantado de su lecho. Ayer, uno de los personajes más representativos de Neiva dejó de existir físicamente, pero su recuerdo vivirá en la memoria colectiva; el pájaro voló al más allá. Aunque tal vez muchas generaciones de neivanos no lo conocían por su particular apodo, muy seguramente sí lo alcanzaron a ver en cualquier esquina de la ciudad, con un pito en su boca y realizando labores de control del tráfico vehicular. Y es que realmente el pájaro no era agente de tránsito. Sin embargo, desde muy chico mostró su afición por las tareas realizadas por los custodios del tráfico. “No sabemos por qué le gustaba tanto imitar a los guardas de tránsito. Lo que sí, es que él era un admirador fervoroso de ellos. De pronto por lo que mi papá fue Policía, a él le quedó como la cosita y le encontraba gusto y pasión a vestirse como guarda. Yo creo que ese fue su sueño toda la vida, ser como ellos”, señaló Miriam Mosquera, hermana del pájaro. Durante algún tiempo, los agentes de tránsito de la ciudad le obsequiaban camisas e indumentaria representativa de sus uniformes, que el pájaro lucía por las calles de Neiva, con una comparendera en la que dibujaba palos y bolas, simulando reportar las infracciones, pues en realidad no sabía leer ni escribir. “Él se vestía como guarda con todo el uniforme completico, porque los agentes le regalaban las prendas que ellos usan e incluso, hasta una placa le regalaron una vez y él salía y hacía sus ‘comparendos’. Una vez le pidió papeles a una turista que estaba mal estacionada y la señora se comió el cuento, y con el propósito de evadir el supuesto parte que Jairo le iba a colocar, le pasó 30.000 pesos y pájaro le aceptó la plata y se fue. Es una de sus anécdotas memorables”, recordó Edwin Álvarez, vecino de Jairo. ‘No era peligroso’ Siendo niño Jairo sufrió un golpe en su cráneo y luego presentó problemas de agresividad. Por tal razón, fue abordado con electrochoques, que según su hermano, ayudaron a disminuir su problemática. “Él de niño era más loquito, en ninguna escuela se lo aguantaron, por eso no estudió. Cuando estuvo pequeño sufrió un golpe en la cabeza y como a los 6 o 7 años se volvió agresivo con nosotros. Entonces mi papá antes de morir lo llevó a Pasto (Nariño) y allá le pusieron electrochoques, y eso le sirvió, le bajó la agresividad, pero él no quedó con sus cinco sentidos; sin embargo él no era un loco peligroso, cuando lo molestaban en la calle él sacaba una piedra y amenazaba pero nunca le hacía nada a nadie”, comentó Gerardo Mosquera, hermano del pájaro. James Trujillo, guarda de tránsito de Neiva, también recordó a Jairo como una persona amable y colaboradora con los agentes. “El pájaro era un tipo muy amable con nosotros los guardas de tránsito. Nos saludaba donde nos veía y le gustaba pararse en las esquinas a ayudar con el tráfico; pero no era grosero, ni agresivo. Cuando lo molestaban se ponía bravo, pero no se metía con nadie. Nosotros le ayudábamos con un bocado de comida, ropa o alguna colaboración. Su partida nos dejó un vacío, pero siempre vivirá en nuestra memoria”. Últimos días Jairo tenía como costumbre levantarse muy temprano todos los días y salir a la calle. Pasaba las horas del día sentado en los andenes de la Alcaldía, el Club Social o en cualquier esquina de la ciudad pitando y “controlando” el tránsito. En las noches regresaba a su casa paterna ubicada en el barrio Camponúñez, donde residía en compañía de sus dos hermanos y sus sobrinos, se alimentaba y luego descansaba. Esa era su rutina, pero en el último San Pedro el pájaro se desapareció por tres días y no arribó a su casa. “Él salía y regresaba todos los días, pero en este último San Pedro se perdió como tres días seguidos. Nos dijeron que lo habían visto debajo de un puente de La Toma. Un día un señor lo trajo en un carro y lo dejó acá. Cuando lo vi parecía más muerto que vivo. Olía feo, se veía muy enfermo y venía con una tos terrible, que yo le controlé con remedios caseros, pero estaba muy decaído, le dio como una gripa muy fuerte”, afirmó Miriam. Pero la salud del pájaro empeoró y en los últimos tres días no se había levantado de su cama. Ayer se comió unas hojaldras con chocolate al desayuno, que su hermana Miriam le llevó a la cama. Segundos después pidió agua y cuando su hermano Gerardo se la llevó dijo que ya no quería; el hombre regresó para bañarlo y ahí se percató que Jairo había fallecido. “Cuando fui por él para bañarlo, lo levanté y lo sentí desgonzado. Le tomamos el pulso y no tenía, lo llamamos y no respondió; ahí nos dimos cuenta que Jairo se murió”, precisó Gerardo. El ‘Pájaro Macuá’ falleció ayer a sus 64 años, en una habitación cercana a las gradas donde le gustaba sentarse a hablar con su hermano Gerardo. A pesar del dolor natural por la partida, familiares y vecinos del hombre lo recordaron en medio de sonrisas y jocosas anécdotas. El pájaro ya no controlará más el tráfico en la ciudad de Neiva; pues ayer emprendió su último y definitivo vuelo. El pájaro siempre andaba con un pito controlando el tráfico de vehículos en cualquier esquina de Neiva Esta fue una de las últimas fotos del pájaro en vida. En la imagen aparece en compañía de su hermano Gerardo. Colaboración En compañía de algunos agentes de tránsito, la familia de Jairo reunía ayer recursos para solventar el sepelio. Por ser tan reconocido en la ciudad, pidieron a los neivanos colaboración para amortiguar los costos funerarios. “Somos una familia humilde, Jairo no estaba afiliado a ninguna funeraria; pedimos a las personas de buen corazón que nos colaboren. Sus ayudas pueden hacerlas llegar a la Calle 16 No. 8A 08 barrio Camponúñez, o nos pueden contactar al 862 54 95”, refirió Miriam Mosquera, hermana de Jairo.